La señora presidenta

Esta es lo que se conoce como negacionista en toda su extensión. Antivacunas, conspiranoica de la 'plandemia', descreída del cambio climático. En breve se animará con el terraplanismo y la teoría del gran reemplazo. No cree en las vacunas porque padece sesgo del superviviente. «No me he vacunado y aquí estoy». Efectivamente. Y como muchos sí nos hemos vacunado puede que tampoco cojas el sarampión, ni la polio, ni la rubeola, ni la varicela… Porque el 'rebaño', es decir, los demás, te protegen. «Mi abuelo fumaba tres paquetes y vivió 100 años», se dice mientras se obvia a los que fumaban tres paquetes y murieron con 50. «Antes íbamos sin cinturón, catorce en un 'seiscientos', y no pasaba nada», cuando antes morían diez mil personas al año en accidentes de tráfico, con muchos menos vehículos en las carreteras, y ahora 1.800 se nos vuelven, lógicamente, insoportables.

Colocar a una anticiencia en un puesto con tal proyección pública, en el año 2023, es una irresponsabilidad que solo se entiende desde el ánimo de provocar, de hacer ruido y de buscar más confrontación. Y hay mensajes, como el de las vacunas, que no deberían admitir debates anticientíficos, sino pedagogía. Política con mayúsculas.