Secciones
Servicios
Destacamos
Lo lees así, de corrido, con el dedo deslizante, y casi se te pasa. Menos mal que Jorge Buxadé lo escribió tres veces. «Solo Vox se ha opuesto a crear una comisión para perseguir la libertad de expresión». Ese partido que, en su cuenta oficial, ... señala periodistas y medios. «La redacción de Génova, 13», titulan un cartel con una presa agrietada que sostiene a duras penas al PP a salvo de la riada de Vox. Una presa hormigonada con El Mundo,RTVE, esRadio, Libertad Digital, ABC, El País, El Español, La Razón y La Sexta. Todo el espectro mediático del país.
La libertad de expresión que se articuló en 1978 en la Constitución nació en un contexto radicalmente distinto al actual. Televisión, radio y periódicos eran los que tenían la responsabilidad y el derecho de informar de manera masiva a los ciudadanos, cada uno según su línea editorial. Y ese derecho solo se veía limitado por otros derechos relevantes: al honor, a la intimidad, a la propia imagen.
Ahora los emisores de esa comunicación masiva somos –potencialmente– todos los que tenemos un móvil a mano. Y hay algoritmos que deciden cómo posicionar y visibilizar ciertos contenidos. Algoritmos de funcionamiento desconocido para el público, programados por alguien que obedece a alguien. Y ese alguien ordenante puede ser, por ejemplo, un Elon Musk afín a Donald Trump. Hordas de tuiteros anónimos atacan estratégicamente, colocan mensajes, provocan los debates o tergiversan realidades con la sensación de ser impunes.
Simplificar la realidad y decir que cualquier intento de regularla es atacar la libertad de expresión es un reduccionismo al absurdo para un fenómeno complejo que encierra un peligro cierto para la democracia.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.