Ley vulnerable a insultos

Tan en serio iba el asunto que en el PP alguien se dejó las pestañas preparando enmiendas al texto. Tenían 56 ya listas.

Y entonces alguien interpretó que Igea llamaba gordo al consejero de Sanidad, Alejandro Vázquez, en este texto: «Hoy hemos defendido con datos la necesidad de mejorar nuestras políticas contra la obesidad. Hemos intentado transaccionar con el PP quienes, tras consultar con la Consejería, han informado de que no son necesarias mejoras en la lucha contra la obesidad. S. C.». Y adjuntaba el vídeo de su intervención y la foto del consejero. A Raúl de la Hoz, la voz del PP encargada de chinchar al rival, le supo a beso de Rubiales. «Se acabó», dijo. Así que por culpa del insulto retiraron sus enmiendas y a tomar por saco la ley.

Como Igea, dice, llamó gordo a Vázquez, usted se queda sin una ley que quizá –ojalá no, pero…– necesite. Nada tiene que ver que el PP hubiera relevado ya como ponente a Paloma Vallejo, un labrador, por Raúl de la Hoz, un dóberman. Ni, por supuesto, ese rencor visceral que el PP aún no se ha quitado de encima porque Igea se ha empeñado en ser el epílogo tocapelotas de Ciudadanos.