Los antipáticos de Mañueco

Después de ver cómo Tudanca perdía la moción de censura, las leyes que rigen el universo electoral castigaron a Sánchez y los suyos con una sonora derrota enlas urnas madrileñas, con el aplastante triunfo de Isabel Díaz Ayuso. Dos 'regalos' para Mañueco en menos de dos meses, a los que se unió un tercero días después con la firma de la paz con la dirección nacional popular. Si por Casado y Egea hubiese sido habrían mandado a Mañueco a una pedanía de un pueblo del norte de Bielorrusia. Pero los dioses políticos igual te castigan que te premian y lo que en marzo eran lanzas, en mayo se han tornado en cañas con el horizonte despejado para Mañueco al frente del PP regional y de la candidatura a la Junta en 2023.

Otra cosa es cómo quedará la futura dirección regional, donde no parece que Francisco Vázquez, el secretario regional, sea en este momento incuestionable. El número dos del PP autonómico es un puesto que estará en la negociación tensa, cruenta y brutal que se va a abrir, con nombres que barajan desde la sede nacional de la calle Génova, que encabezan el líder de los 'Egea boys', el vallisoletano José Ángel Alonso, que va conformando en su entorno una cohorte de adeptos, y la palentina Milagros Marcos, reconvertida en casadista desde el núcleo duro del final del herrerismo.

Por si eran pocos regalos, los dioses políticos le han servido a Mañueco y al PP en bandeja la que puede ser para el PSOE la peor de las decisiones que tome Sánchez, la más impopular, la menos comprensible y la electoralmente letal: el indulto a los políticos independentistas presos. Esa decisión, que tiene toda la pinta de que está tomada ya en La Moncloa, va a dejar en situación de debilidad a muchos dirigentes socialistas. Y si Mañueco tuviese en el partido y en el grupo parlamentario un aparato de acción política contundente, del estilo al que él dirigió cuando fue número dos de la formación popular regional, su imagen social, tanto presidencial como política, podría relanzarse con una fuerza brutal. Sin embargo, hay lastres dentro de la Junta que le frenan.

Mañueco preside un Gobierno con claros tintes antipáticos desde tres consejerías, dos de Ciudadanos y una del PP. La primera, ¡cómo no!, la del consejero de todo lo de Ciudadanos en la Junta, menos Cultura, porque no llega, Francisco Igea, que esta semana ha tocado fondo, política y parlamentariamente, al mencionar al actor porno Nacho Vidal en un espacio solemne como es el hemiciclo de las Cortes. Cuando uno tiene que echar mano del ejemplo de un actor porno es que su argumentación es nula de pleno derecho. Al frente del segundo departamento generador de antipatía está la consejera de Sanidad, Verónica Casado. Ella e Igea, al ser las caras y las voces semanales del Gobierno de Mañueco, transmiten que la acción de la Junta PP-Ciudadanos está en las antípodas de la cercanía y la concordia. Y la tercera consejería en generar antipatías es la de Educación, la de la soriana Rocío Lucas. ¿Nadie le ha explicado a esta consejera la cantidad de padres y abuelos perjudicados porque a alumnos de Primaria, Secundaria y Educación Especial les obliguen en junio y septiembre a volver al modelo de cuatro horas lectivas? ¿No sabe esta consejera el malestar que crea eso? ¿Y no le han contado que el malestar pesa mucho en el voto? Pues, además, le hizo perder al Gobierno de coalición una votación en las Cortes.

Mañueco tiene motivos políticos para sonreír, pero todo lo que le beneficien decisiones como el indulto a los independentistas catalanes puede perderlo porque su gobierno regional se empeñe en hacerse el antipático desde donde se gestionan servicios esenciales.