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La distinción entre 'halcones' y 'palomas' está presente en la política exterior de Estados Unidos desde la crisis de los misiles cubanos en 1962. Los partidarios de la línea dura y de escalar el conflicto con la Unión Soviética se enfrentaron a los que buscaban ... evitar la confrontación a toda costa. El presidente Kennedy tomó de cada grupo de asesores algunos consejos y evitó la tercera guerra mundial. Con la Administración Biden asistimos al renacimiento de la política exterior de la superpotencia. Donald Trump había abandonado el terreno de juego, al sustituir la planificación y la estrategia por los tuits, las improvisaciones y las bravuconadas.
En las primeras semanas de mandato, Joe Biden ha devuelto a su país a las instituciones y regímenes multilaterales de donde nunca debía haber salido, en temas como el comercio, la salud global o el cambio climático. Pero al mismo tiempo ha dicho que Vladimir Putin es un asesino y su equipo ha endurecido el lenguaje dirigido a China, con acusaciones de violaciones de derechos humanos y de no cumplir sus compromisos internacionales.
La mayor parte de estos colaboradores de Biden trabajaron en el equipo de Obama y en su día fueron calificados más bien como 'palomas'. El anterior presidente demócrata nunca renunció al uso de la fuerza y mantuvo a Estados Unidos activo en dos guerras impopulares, Irak y Afganistán. Pero Obama pretendía 'liderar desde atrás' y practicaba un realismo posibilista que le llevó a no entrar en más conflictos (el caso de Siria) y buscar una relación lo más positiva posible con Rusia y China. Puede que Biden y su equipo hoy sean «antiguas palomas descontentas», como los describe David Rennie, uno de los mejores analistas de política internacional, basado en Beijing.
Habrían comprobado con desilusión que los esfuerzos constructivos no han dado resultado y que tanto el nacionalismo chino como el matonismo ruso han ido a más. Los republicanos, además, están dispuestos a secundar una línea dura frente a Xi Jingping y, por muy trumpistas que sigan siendo, no toleran la idea de la injerencia rusa en el proceso electoral norteamericano, de lo que se tienen pruebas irrefutables. Sin embargo, al planeta le iría mejor si Joe Biden encuentra la manera de contener a China en algunas materias y cooperar en otras. No tiene que renunciar a ningún elemento de la impresionante caja de las herramientas de la política exterior y de defensa a su disposición. Puede servirle la imagen de Kennedy escuchando a los halcones y palomas en octubre de 1962, antes de obrar con inteligencia a favor del conjunto de la humanidad.
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