Sánchez apoya a la ultraderecha… y también pierde Feijóo
Carta del director ·
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«Así, Abascal gana, Sánchez gana, la polarización extrema gana...»Hablaré hoy de Raúl de la Hoz (más adelante) y de Sánchez. Repasemos primero lo segundo, con algunos fragmentos de lo publicado el pasado jueves en varias piezas periodísticas de opinión y análisis sobre el acuerdo para que Teresa Ribera acabe de vicepresidenta de la ... Comisión Europea, es decir, número dos del Ejecutivo comunitario. Como sabemos, el PP lo había apostado todo a tumbar esa posibilidad por su gestión en la catástrofe de Valencia.
En El País, su editorial decía: «El líder del PPE, Manfred Weber, no ha dudado en explotar en beneficio propio las objeciones de Feijóo, aun a sabiendas de que no tenían recorrido y de que suponían una dolorosa manipulación de una tragedia. El eurodiputado alemán ha logrado, tomando como rehén la evaluación de Ribera, que los socialistas se resignen a avalar la candidatura de Raffaele Fitto, propuesta por el Gobierno de la ultraderechista Giorgia Meloni, y de Oliver Várhelyi, el candidato del húngaro Viktor Orbán. Weber prosigue así en su estrategia de blanqueo de la extrema derecha [...]. Los socialistas tampoco han jugado mucho mejor. Pecaron de ingenuidad al dar por descontado que los populares aceptarían que Ribera se convierta en número dos de la Comisión bajo presidencia de Ursula von der Leyen sin pedir nada a cambio. Convirtieron además en cuestión crucial el voto sobre Fitto, sin tomar en cuenta que la nueva realidad electoral europea hace inevitable que lleguen a Bruselas representantes de gobiernos ultraconservadores muy alejados del ideario progresista».
En El Norte de Castilla decía nuestro editorial: «La agresiva campaña para desprestigiarla lanzada por el PP en Bruselas por su cuestionable papel en la DANA de Valencia, de la que ha parecido ausente, retrasó el nombramiento hasta que la todavía ministra compareció ayer en el Congreso y el Senado. Pero estaba condenada de antemano al fracaso en su objetivo de frustrarlo por dos motivos. El principal, porque resulta ilusorio que una disputa partidista doméstica pueda condicionar la formación del Gobierno de la UE en un momento histórico decisivo. El secundario, porque los populares carecen de autoridad moral para esgrimir tal exigencia cuando mantienen al frente de la Generalitat a Carlos Mazón pese a los escandalosos errores cometidos en la gestión de la catástrofe».
Ignacio Camacho publicaba en ABC: «...cuando Sánchez se marca un objetivo subasta los principios que no tiene a precio de saldo, y que una vicepresidencia de la Unión vale mucho más que el visto bueno a un comisario húngaro o italiano. La alerta 'facha' sólo está vigente en España; por ahí fuera no existen cordones sanitarios, ni imperativos del relato, ni fábricas de bulos, ni máquinas de fango… valenciano». Y Zarzalejos sugería en El Confidencial, después de animar a Feijóo a presentar una moción de censura, aunque fuese para perderla: «Obviamente, Sánchez desiste del 'cordón sanitario' contra la 'ultraderecha', no por rescatar a Ribera –que será una comisaria bajo sospecha y averiada en su reputación política y gestora– sino por salvarse él de la explicitud de un fracaso en el centro de gravedad de la Unión».
Algunas conclusiones. Una, que España queda ridiculizada en Europa. De nuevo. Otra, que los valencianos empiezan a constatar, más pronto de lo que imaginábamos, que su futuro importa en la medida que no averíe estrategias de oportunismo partidista. De cualquier color. Una más, que Sánchez demuestra lo que mi amigo Tomás ha dicho cien veces, que nuestro presidente acabaría blanqueando también a la ultra derecha, como ha hecho con los secesionistas o los albaceas del terrorismo de ETA. Abascal gana, Sánchez gana, la polarización extrema gana… Todo en orden. La cuarta conclusión: empiezo a pensar que Feijóo, más allá de su escaso liderazgo en el PP y su poca suerte, que en política también se necesita, está rodeado de cretinos. De este desastre ha quedado desautorizado en Europa, rehén de su nueva derrota frente a Sánchez, más débil aún como alternativa de gobierno… Y todo por no indicarle el camino de salida a Mazón, que era lo que único que debió y pudo hacer, desde el minuto uno. Y la última, en clave autonómica. Si bien antes de la DANA era poco probable un adelanto electoral en Castilla y León, por mucho que lo sugiriera como posibilidad Luis Tudanca en algunas de sus declaraciones públicas, ahora se antoja imposible. Porque de estas semanas el único que seguramente ha obtenido rendimiento neto claro ha sido Vox. Y quizás su villano favorito, Alvise. Por tanto, paciencia. Así Ferraz tiene también algo más de tiempo para encontrar un candidato distinto del actual.
En relación con esa remuneración de 40.000 euros anuales declarada por Raúl de la Hoz, exportavoz del PP en las Cortes de Castilla y León y hoy eurodiputado, por su trabajo de abogado, se me ocurren un montón de preguntas. Aunque me temo que no será sencillo que alguien las responda.
Resumiendo, y como se ha conocido, el asunto va de que De la Hoz, que tiene un sueldo de las Cortes de casi 100.000 euros por su dedicación exclusiva, se saca además otra morterada de 40.000 trabajando, según dice, de abogado.
El Estudio Anual del Mercado Legal, realizado por la revista Expansión Jurídico, explica que los abogados en ejercicio en España tuvieron un salario promedio de 46.000 euros brutos anuales en el año 2020. Es decir, que el político palentino ha debido dedicar muchas horas de su tiempo, ya bastante ajustado por sus compromisos familiares (que le llevaban a estar fuera de España en muchas ocasiones), para sacarse ese plus salarial. Así es que una de dos: o le pagaban mucho, demasiado sospechosamente, como abogado o no compensaba ni de lejos lo que se espera de alguien que recibe 100.000 euros del erario público. Salvo que uno sea un súper dotado, algo no cuadra.
Cabe preguntarse también a qué ocupaciones concretas dedicaba esas labores de letrado al servicio de intereses privados. ¿Qué tipo de pleitos o casos abordaba? ¿Tenían que ver o no con su actividad política? ¿Eran compatibles con su cargo al frente del grupo del PP? ¿Para qué clientes, en concreto?
Y sobre todo, me pregunto cómo es posible que en 2024, en España, un político en activo con su responsabilidad pueda beneficiarse de un vacío legal tan asombroso y que ningún partido, ni el propio ni los demás, lo cuestione, lo persiga ni lo corrija. Los bienes y las actividades de alguien con su responsabilidad pública, que participa en comisiones de investigación, que controla las cuentas (reservadas) del grupo parlamentario, deberían ser transparentes. Muy transparentes.
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