La opinión del director
El PP y su manual para bailar la yenkaLa opinión del director
El PP y su manual para bailar la yenkaMaría Guardiola, candidata del PP a gobernar la Junta de Extremadura, dijo este martes lo siguiente: «Yo no puedo dejar entrar en el gobierno a aquellos que niegan la violencia machista, a quienes usan el trazo gordo, a quienes están deshumanizando a los inmigrantes y a quienes tiran a una papelera la bandera LGTBI». De lo que se deduce que, siendo fiel a los principios de la política cacereña (refrendados por sus dirigentes nacionales), Fernández Mañueco en Castilla y León, Carlos Mazón en la Comunidad Valenciana o Jesús Julio Carnero en Valladolid sí que pueden. Como dijo Rubén Amón en Onda Cero esta mañana, en lo de Alsina, cara a las próximas elecciones del 23 de julio, a mí me gustaría saber qué piensa Feijóo. Y, sobre todo, qué hará si después de esa fecha debe apoyarse en los escaños de la ultraderecha para ser investido presidente en el Congreso de los Diputados. ¿Qué manual usará? ¿El de Guardiola o el de Mazón? ¿Qué hará que use uno u otro? Sé perfectamente qué pedirá Vox, en qué condiciones y con qué argumentos, pero no tengo ni la menor idea de qué versión del político gallego veremos en agosto.
Hay quien se atrinchera en el posibilismo de la política para dar sentido a estos vaivenes. Depende, se escucha. Depende de si el PP logra más de 160 escaños, por ejemplo. Es decir, del peso relativo que dicten las urnas respecto de ambas formaciones. Pero ... eso es tramposo. Igual que los gobiernos de los partidos más votados, propuestos por Feijóo y que la propia Guardiola se afanó en desacreditar estos días. Igual que Pedro Sánchez respondiendo a Carlos Alsina en la entrevista del lunes que él no había mentido en sus años de gobierno, qué va, que lo que hizo fue cambiar de posición política. Arrea.
Publicidad
Al final, el problema de la dictadura del relato como estrategia política es que toda ella se está convirtiendo en eso, en un relato, en un cuento, en un teatro. Y no hay quien se aclare. Nadie dispone de una gota de credibilidad. Porque lo que plantea Guardiola no es cosa de pesos ni equilibrios ni de dependes, sino de principios, como ella misma defiende. De unos principios que, lo mismo que cuando se aplican a los pactos en la izquierda con secesionistas o Bildu, son de todo o nada. Es noble y coherente que Guardiola muestre el estandarte de la integridad frente a Vox, pero su postura no encaja entonces con el hecho de que para ella los machistas, homófobos y xenófobos no puedan llevar la cartera de Agricultura pero sí representar a todos los extremeños desde la presidencia de la Asamblea como segunda autoridad de la comunidad.
En la misma línea, no es coherente que el Partido Popular considere que los extremeños, veremos a ver si también los aragoneses y murcianos, deben someterse a la incertidumbre de una repetición de elecciones y no así los valencianos o los baleares. El PP no es un partido federal, es una marca nacional, hace gala de ello. Pero con estas decisiones, lejos de centrar su mensaje, se arriesga a descolocar a su electorado, que por otra parte hace un mes le ha dado un respaldo notable en aquellas plazas donde lleva tiempo pactando y gobernando con Vox. Se fían, los que toman las decisiones en Génova y quienes las elogian, de que el electorado de centro tendrá en cuenta lo sucedido en Extremadura. ¿Pero por qué dicho electorado tendrá en cuenta eso o la maniobra del Ayuntamiento de Barcelona y no lo que muy mayoritariamente ha hecho el PP, que es pactar con Vox y cederle cuotas de poder ejecutivo? ¿Por qué valorará mucho más unas decisiones que otras? ¿Cómo es que Feijóo no ha pedido ya a Mañueco que expulse de su gabinete a los cuatro miembros del partido de Abascal? ¿Es que los castellanos y leoneses, no así los extremeños, sí deben interiorizar el machismo, la xenofobia y la homofobia como parte de sus políticas autonómicas?
Al margen de las lecturas miopes que, desde fuera y dentro de la propia comunidad, se hacen de lo sucedido en Extremadura, una región muy conservadora donde los resultados electorales ni de lejos han reflejado una nítida voluntad de cambio a favor del PP y, a la vez, un territorio en el que, si se repiten elecciones, el PP sufrirá para igualar sus actuales sufragios, la realidad es que Feijóo y su baile de la yenka pueden acabar desconcertando justo a aquellos ciudadanos a los que procura activar. Por eso la tesis de que todo esto concentrará el voto de centroderecha en el PP no responde, desde luego, a evidencias, sino a deseos.
0,99€ primer mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.