Pedro Sánchez y el presidente del PNV, Andoni Ortuzar. EP

La pela, el espíritu y la retórica de los pactos

Que el PSOE participe en la redacción y respaldo de un documento donde aparece la posibilidad de negociar un referéndum de autodeterminación implica asumir que dentro de no demasiado tiempo, en las circunstancias y con las condiciones adecuadas, tal cosa es muy posible que suceda

Ángel Ortiz

Valladolid

Domingo, 12 de noviembre 2023, 00:00

Ya ni sabemos leer. Se nos dice desde el PSOE que lo pactado con ERC, con Junts y con PNV son acuerdos maravillosos para el gobierno de progreso que necesita España. Por el bien de todos nosotros. Porque si no, habría que rechazar el chantaje ... y repetir elecciones. Y figúrate si, en esas, gana el PP y se pone a gobernar apoyado por la ultra derecha. Con la española. Porque con la ultra derecha catalanista de lazo amarillo ya pactan ellos. Como con la extrema izquierda, la de la eterna sonrisa que se escandaliza por lo que está haciendo Vox en Castilla y León con el SERLA, que mejor o peor, lo hace sometido al ordenamiento jurídico, pero ningún problema con que un mediador internacional fiscalice el cumplimiento por parte de nuestro Gobierno de los acuerdos alcanzados por el PSOE y un partido liderado por un prófugo. En fin, cuando uno repasa el articulado de lo firmado en 2022 por PP y Vox en nuestra comunidad y lo compara con lo de ERC, Junts y PNV de ahora, pues qué decir: lo de García-Gallardo, Veganzones, Dueñas y Santonja son niñerías de parvulario.

Publicidad

Ya decía el viernes García-Page, el presidente manchego, socialista él (pero de los impopulares, de los que tampoco interpretan bien la astuta estrategia de su secretario general), que, glosando a Pedro Sánchez y su famosa explicación 'de la necesidad, virtud', él veía mucha mucha, pero mucha necesidad y cero virtudes en todo lo sucedido estos días. Era lo previsto. Desde el 23 de julio por la noche muchos sabíamos, dijimos y publicamos que esto de hoy es lo que tendríamos.

Pues bien, aunque a bastantes dirigentes socialistas les cueste creerlo, sabemos leer. Y los acuerdos dicen lo que dicen. Y no dicen lo que no dicen. Y los tres documentos, por mucho que se parezcan a otros de otras épocas firmados por otros partidos, llegan después de muchas legislaturas de cesiones, de encajes territoriales, así los llaman, de políticos de todos los colores que se niegan a todo, menuda indecencia, hasta justo un minuto antes de plegarse a todo. Y por tanto, la paciencia no es la misma. No es la misma cuando se negociaba el modelo de financiación autonómico y lo presentaba la vicepresidenta Elena Salgado en 2009 (yo para entonces ya sabía leer) que hoy. Ese modelo todavía vigente, por ejemplo, lo definían en el Gobierno de Zapatero con las palabras 'estabilidad', 'solidaridad' y 'justicia'. Constantemente. Ya no están de moda: ahora lo está la expresión 'conflicto histórico'. Por no aburrir con más análisis y opiniones que, en todo caso, de nada sirven, los pactos podríamos observarlos desde tres prismas. El prisma económico, la pela; el prisma filosófico, el espíritu que los inspira; y el prisma semántico o lingüístico, su retórica, su relato.

Desde el ángulo meramente económico, no está de más recordar el artículo 138 de la Constitución: «1. El Estado garantiza la realización efectiva del principio de solidaridad consagrado en el artículo 2 de la Constitución, velando por el establecimiento de un equilibrio económico, adecuado y justo entre las diversas partes del territorio español, y atendiendo en particular a las circunstancias del hecho insular. 2. Las diferencias entre los Estatutos de las distintas Comunidades Autónomas no podrán implicar, en ningún caso, privilegios económicos o sociales». Nada de lo firmado por el PSOE la última semana parece que tenga mucho que ver con este artículo, sino con todo lo contrario. Lo inaudito es que dirigentes socialistas de cualquier ayuntamiento o parlamento autonómico al sur del Ebro (conozco a muchos) no hayan dado un respingo y expresado su indignación tras leer algunas de las lindezas aprobadas por Sánchez o Cerdán. Toda competencia que, de hecho o de derecho, no pueden ejercer las 17 comunidades es un privilegio. No es viable como país un estado con 17 haciendas forales, 17 cajas de la seguridad social, 17 cuerpos policiales, 17 redes de cercanías…

Publicidad

Desde el lado de la inspiración y la filosofía, se ha establecido como bien supremo el poder milagroso de la política, convertida en cauce para todo lo importante: la estabilidad, el progreso, la libertad, la solución de conflictos… Todo, las leyes, las instituciones, todo queda sometido a la voluntad popular y la política. Siguiendo esa vereda, se ha alcanzado la cima de que el PSOE firme un papel en el que se dice textualmente: «Las conclusiones de las comisiones de investigación que se constituirán en la próxima legislatura se tendrán en cuenta en la aplicación de la ley de amnistía en la medida que pudieran derivarse situaciones comprendidas en el concepto lawfare o judicialización de la política, con las consecuencias que, en su caso, puedan dar lugar a acciones de responsabilidad o modificaciones legislativas». 'Lawfare' es que los jueces, en general, prevarican. Literalmente. Por eso todas las asociaciones profesionales, sin excepción, se han puesto de acuerdo para criticar semejante barbaridad… Cuando en democracia lo que prima no es la ley, sus procedimientos y se enfrentan las legitimidades políticas con las legales, como es el caso o como lo era en otras épocas de doloroso recuerdo, lo más probable es que la cosa termine fatal tirando a terrible.

Y por último el lenguaje, el relato, la retórica. Decía el editorial de El País del viernes: «El combate por el relato es la especialidad de Puigdemont, que, en una evidente concesión del PSOE, ha conseguido dejar su huella personal en dos sentidos. Por un lado, la identificación de Cataluña exclusivamente con su parte nacionalista. Por otro, una muy discutible narración histórica llena de tics esencialistas sobre las relaciones entre Cataluña y España y, sobre todo, su presentación del actual conflicto como una querella bilateral histórica necesitada de una mediación internacional». La supuesta, que no real, renuncia del independentismo de Junts a la unilateralidad no es el asunto central, lo importante de verdad es cómo el PSOE ha asumido, naturalizado y perfeccionado el discurso de la bilateralidad abierto en 2019. Que el PSOE participe en la redacción y respaldo de un documento donde aparece la posibilidad de negociar un referéndum de autodeterminación implica asumir que dentro de no demasiado tiempo, en las circunstancias y con las condiciones adecuadas, tal cosa es muy posible que suceda. Porque de otro modo el PSOE nunca jamás hubiese consentido que se hablara de una consulta de estas características, convocada necesariamente por el Rey, bajo el amparo del artículo 92 de la Constitución. Que, por lo demás, en modo alguno ampara tal cosa.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

0,99€ primer mes

Publicidad