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No sé si es de conocimiento general, pero el escudo de Euskadi tiene una particularidad. Está incompleto. Está formado por un blasón dividido en cuatro cuarteles y adornado con unas hojas de roble, como el árbol de Guernica. La cosa es que solo tres de ... esos cuarteles tienen contenido, los asignados a las provincias de Álava, Guipúzcoa y Vizcaya. El cuarto, el inferior derecho, es un campo de gules rojo. En realidad está vacío. Si le preguntas a cualquiera, te dice que es por la sangre o cualquier otra ocurrencia.
Lo cierto es que en el 36 se le asignó la representatividad de Navarra, con unas cadenas. Las de Sancho el Fuerte en las Navas de Tolosa que hoy adornan la heráldica de aquella comunidad autónoma. En 1978, tras la dictadura, régimen que lo desmontó, como otras muchos rasgos regionales o históricos, fue recuperado, generó la lógica protesta al este de las sierras de Aralar, Andía y Urbasa, y desde 1986, por fallo del Tribunal Constitucional, volvieron a desaparecer las cadenas de la Comunidad Foral. Pero no el rojo de gules, que debió hacerse blanco o transparente…
El independentismo vasco sigue guardando ese cuartel como recuerdo de que vive incompleto, inacabado, paciente para cuando, como prevé nuestra Carta Magna en su disposición transitoria cuarta, se vote la anexión de Navarra al País Vasco. Dice el texto: «En el caso de Navarra, y a efectos de su incorporación al Consejo General Vasco o al régimen autonómico vasco que le sustituya, en lugar de lo que establece el artículo 143 de la Constitución, la iniciativa corresponde al Órgano Foral competente, el cual adoptará su decisión por mayoría de los miembros que lo componen. Para la validez de dicha iniciativa será preciso, además, que la decisión del Órgano Foral competente sea ratificada por referéndum expresamente convocado al efecto, y aprobado por mayoría de los votos válidos emitidos. Si la iniciativa no prosperase, solamente se podrá reproducir la misma en distinto período del mandato del Órgano Foral competente, y en todo caso, cuando haya transcurrido el plazo mínimo que establece el artículo 143».
Aún más, el Parlamento Vasco guarda 25 escaños para el mismo momento, de modo que junto a los 25 de cada una de las otras tres provincias, la cámara de representación euskaldún disponga de cien señorías…
Se entiende por tanto que, al margen de lo que representa por otras causas mucho más evidentes e inmediatas, la entrega de la alcaldía de Pamplona a Bildu por parte del PSN (Partido Socialista de Navarra) sea muchísimo más relevante y crítica de lo que parece. Lo expliqué hace cuatro años (aquí y aquí), cuando el Gobierno de Navarra pasó a manos de Chivite (PSN) gracias a Bildu.
Hoy queda meridianamente claro que, nos pongamos como nos pongamos, al PSOE le va a importar muy poco, con tal de conservar el poder, ceder cuanto sea necesario al secesionismo catalán, al más rancio nacionalismo peneuvista o a una formación que aún no ha condenado el terrorismo y propuesto a etarras condenados en sus listas. Incluso va a entregar la alcaldía de una capital como Pamplona apenas seis meses después de dejarla en manos del partido más votado. Como hizo el PP en Barcelona, por ejemplo. Porque debió hacerlo en mayo. Pero claro, entonces hubiese podido restarle apoyos a Sánchez. Hasta ahí alcanza, por ahora, el cinismo del presidente y de todos los que le sostienen. Incluido el del exalcalde de Valladolid, Óscar Puente. Es que no se le despista ni media mueca de rubor cuando asegura que Bildu es una formación progresista. A Bildu, sus postulados, su origen, su inspiración y sus líderes se les puede adjetivar de muchas maneras, pero nunca de progresistas: son más antiguos que andar p'alante. Y que la envidia, el odio y la muerte.
Este nuevo muro frente a «las derechas» lo ha levantado el PSOE con materia muy sensible, de un modo miserable y dilatando los principios de la ética política hasta el desgarro. No debería distraerse el PNV. A ese cuartel rojo del escudo, Sánchez le pone un flequillo como el de Otegi en dos carcajadas... Pero sobre todo, no deberían distraerse todos los que, rosa y puño en alto, con su voto, con su afiliación o simpatía, siguen mirando hacia otro lado hagan lo que hagan sus dirigentes. A todos los van a llevar, poco a poco, como ha sucedido con los indultos, con el código penal o con la amnistía, a tener que defender que es necesario, bueno y constitucional convocar un par de referendos para que vascos (navarros incluidos) y catalanes se lo monten por su cuenta. Todo es cuestión de paciencia.
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