Análisis

Guía práctica para pactar un gobierno con Vox

Ocho claves para sentarse a negociar un gabinete de coalición con la formación de ultraderecha

Ángel Ortiz

Valladolid

Lunes, 5 de junio 2023, 00:12

Ahora que en media España se van a suceder los encuentros entre cargos electos del PP y de Vox para pactar gobiernos en comunidades autónomas, ayuntamientos o diputaciones, y más aún con unas elecciones generales en el horizonte, conviene que los negociadores del partido de Feijóo tengan en cuenta algunas cosas. En Castilla y León vivimos hace poco más de un año un primer proceso de negociación que derivaría, por primera vez, en la asunción general de responsabilidades ejecutivas por parte del partido de ultraderecha y sus cargos electos. Hasta entonces, su peso en las urnas les había permitido apoyar al PP, pero no compartir gabinetes ni gestionar presupuestos. Hoy Vox tiene un presidente de Las Cortes de Castilla y León, un vicepresidente de la Junta y tres importantes consejerías: Agricultura, Cultura y Empleo e Industria. Allí donde Vox tenga que decidir un apoyo, no lo dará gratis y de la gestión de los tiempos y del conocimiento de su estilo, al menos del que han desplegado en esta comunidad el último año, podríamos enumerar una serie de pautas, avisos o patrones. Veamos.

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Santiago Abascal y Alberto Núñez Feijoo. El Norte

Uno

Acepta la negociación

Si eres del PP y necesitas que Vox te vote para lograr una alcaldía o una presidencia autonómica, acéptalo. No sirve de nada negar la evidencia de que Vox superó ya hace tiempo la fase de los apoyos como observador. Por tanto, lo peor que puede hacerse es ignorar que hay que sentarse a hablar de gobiernos compartidos. Ayer mismo, la secretaria general de los populares, Cuca Gamarra, insistía en que su partido «trabaja para gobernar en solitario». El presidente Alfonso Fernández Mañueco se expresó en los mismos términos durante semanas, pero lo cierto es que cada vez que se le diga a Vox que no se quiere pactar, más garantía tiene de que obtendrá sus objetivos. Todos. Y más débil aparecerán ante sus votantes y la opinión pública los que, desde el otro partido, rechacen esa obviedad. La frase mágica que no debe decirse nunca a un negociador de Vox es «no os atreveréis a dejar que gobierne el PSOE». Sí se atreven. De hecho, en Burgos, hace cuatro años dejaron que la alcaldía descansara en la lista más votada, del PSOE. Hoy tienen el doble de concejales, de dos a cuatro.

Dos

Los precedentes con Ciudadanos cuentan

Hay precedentes de coaliciones del PP con Ciudadanos y con Vox a partir de las que establecer el valor de mercado de los escaños y los votos. Todo lo que el PP concediera a Ciudadanos o Vox es susceptible de volverse a conceder. Y en clave municipal, como en Valladolid, tanto de lo mismo. En Badajoz, por ejemplo, el PP aceptó la extravagancia de compartir alcaldía con Ciudadanos: dos años el PP y dos años Ciudadanos. Es decir, guarda una lógica decir que los casos de Extremadura y la Comunidad Valenciana, por ejemplo, son distintos al de Castilla y León porque aquí Vox logró casi un 18% de votos en febrero de 2022, cuando en Extremadura ha sacado solo un 8% y en la Comunidad Valenciana un 12%. Pero sin pasarse de lógica, cualitativamente sirve para lo mismo el 18%, el 8% y el 12%. Si no basta con la abstención de la formación de Abascal, si el PP no suma más que el centro izquierda, cosa que tampoco está nada claro que suceda el 23 de julio, harán valer su capacidad de bloquear el pacto en caso de que no obtengan lo que consideran merecer. Y ello hasta el extremo de consentir una repetición de elecciones porque, llegados a ese caso, parece más fácil y posible que desemboque en un castigo del electorado de centro derecha al PP que a Vox.

Tres

Todo lo negocia y pacta Abascal

La negociación es de Santiago Abascal y su mano derecha, Kiko Méndez-Monasterio. El segundo fue quien armó el acuerdo en Castilla y León. Y recordemos que se firmó pocos minutos antes de que diese comienzo el pleno de constitución de Las Cortes. Lograron prácticamente la totalidad de lo que pidieron la misma noche electoral: querían lo mismo que el PP cedió a Ciudadanos en 2019 pra conservar la Junta y así fue. El resto de políticos de Vox no pueden mover un dedo sin su visto bueno. Pero no se trata de ningunear a los candidatos de Vox, sino de aceptar sus métodos. Ellos funcionan así, el de Abascal es un partido muy vertical, tremendamente rígido en sus relaciones con otros partidos, actores sociales o medios de comunicación. Lo primero que piden es que se acepte que son así.

Cuatro

Campo, memoria, sindicatos, familia

Los temas centrales de su programa son: campo, agentes sociales, memoria histórica y familia. Interesan las competencias que impactan en esas prioridades, no tanto los nombres de las consejerías, y sus presupuestos. Saben perfectamente cómo funciona una administración autonómica. Se enfocarán en ellos. Vox quiere aplicar al menos parte de su programa directamente, no por intermediación. En definitiva, como cualquier partido en minoría. Esto en clave municipal es más complicado, pero harían mal los candidatos, Carnero en Valladolid o Ayala en Burgos, si piensan que es buena idea forzar a Vox a votarles por evitar un alcalde del PSOE en minoría. Cosa parecida sucede en Toledo y Guadalajara. Desde luego, si yo fuese Feijóo o Gamarra, no me la jugaría.

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Cinco

La comunicación quedará partida en dos

Vox concede mucha importancia a todo aquello que propicie y fortalezca sus canales de comunicación y para mostrar que, gracias a ellos, cambian cosas, las cosas que más interesan a sus votantes y por las que les han puesto ahí. Eso es crucial porque, aunque Vox no cree en el modelo autonómico, ha visto en él un buen modo de favorecer los intereses que de verdad le mueven: el liderazgo nacional de Abascal. Por eso, en este momento queda más comprometido que nunca ese objetivo, por la cita electoral de julio, y por eso también pondrán especial empeño en demostrar que cumplen. Aunque lo que cumplan tampoco llegue a practicarse realmente. Véase el caso del famoso protocolo del latido fetal que quisieron implantar hace unos meses en Castilla y León.

Seis

El protocolo de autoridades importa

Para ellos es imprescindible que dispongan al menos de un alto cargo institucional, como un vicepresidente o un presidente del parlamento regional. Esos perfiles sirven para hacer campaña, propagar su programa, son estandartes de sus victorias. Y les sitúa protocolariamente casi al mismo nivel que la Presidencia autonómica. En Castilla y León, a modo de laboratorio, han aprendido mucho. Por ejemplo, que si tu vicepresidente va a una concentración motera, no hace falta que lleves casco como atrezzo si has llegado en coche oficial…

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Siete

Vox no aceptará menosprecios

Vox llegará a todas las negociaciones con todas sus carpetas etiquetadas con una misma frase: «Si los ciudadanos quisieran un gobierno del PP en solitario, lo habrían votado (y no lo han hecho)». No consienten el ninguneo.

Ocho

Tensar la goma sin que se rompa

Vox no debería permitirse, según sus propios postulados, que por su voto en contra o por una abstención gobierne el PSOE. En ese sentido, tranquilidad para el PP. Pero cuidado, Abascal no es Albert Rivera ni tiene un pelo de tonto. Ni Kiko Méndez-Monasterio es Arrimadas o un Iván Redondo de saldo. Teniendo en cuenta que el gran objetivo es el 23J, puede que acepte el sacrificio ejemplarizante de alguna plaza para que, después de esa cita, si son necesarios, se les tenga en la debida consideración.

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