![La condena de envejecer](https://s1.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/2024/02/16/1477515342-kny-U2101543197419L0-1200x840@El%20Norte.jpg-kmGI-U2101549605238wBH-1200x840@El%20Norte-ElNorte.jpg)
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Óscar Puente, ministro de Transportes y exalcalde de Valladolid, respondía esta semana a una pregunta de la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros ... sobre unas declaraciones del vicepresidente de la Junta de Castilla y León, Juan García Gallardo. El alto cargo de Vox calificó el mundo del cine como un sector «de señoritos».
Puente dijo: «Buscan foco, ser el centro de atención. Creo que hay que tener un respeto por la cultura. Hay que tener un respeto por lo que la cultura significa para nuestro país. Y la fiesta de los Goya, pues fíjense, en el ámbito territorial de Castilla y León es el evento cultural más importante que jamás ha tenido lugar en nuestro territorio. Y tuvo lugar gracias a que hubo un alcalde socialista que tuvo el empuje y la ambición para llevarlo a su tierra. Lamentablemente, ahora lo que queda allí es gente que califica la cultura o a los que integran la cultura de señoritos, de paniaguados, gente sin ambición, gente que lleva condenando a Castilla y León a la despoblación, a ser un desierto demográfico, un geriátrico a cielo abierto. Eso es lo que queda en Castilla y León, lamentablemente». El viernes se ratificó en sus tesis, puedes leerlo aquí.
La Junta reaccionó a las valoraciones del político vallisoletano. El presidente, Alfonso Fernández Mañueco, envió una carta al presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, para mostrar su indignación ante lo que definió como «insultos y desprecios» realizados a todos los castellanos y leoneses, especialmente hacia las personas mayores. También salió al paso De la Hoz, quien dijo que Puente es un «bocazas».
A Puente le doy la razón en el hecho de que los dirigentes de Vox buscan foco. Gallardo lo tiene como principal cometido. Y el fin de semana pasado encontró la valiosa réplica de Almodóvar. A todos los efectos, un éxito para Vox. Pero también para el PSOE, que mientras hace pinza con los de Abascal deja al PP con un palmo de narices y patente, de nuevo, que todo lo que hacen es justificable si con ello se evita que esa «gente sin ambición» gobierne.
No se la doy en otras cosas. La fiesta de los Goya no es un evento cultural, sino una entrega de premios con formato de gala, homenaje y espectáculo. Como los Cossío de periodismo. Como los premios Planeta. A otra escala, como los Premios Princesa de Asturias. O como los premios naranja y limón de la Peña de Periodistas Primera Plana. Mucho me temo que tampoco es el más importante que «jamás ha tenido lugar» en Castilla y León. Me cuesta creer que la fiesta de los Goya sea, por ejemplo, más importante que las Edades del Hombre, cuyas exposiciones, en sus 25 años de historia, han recibido a 12 millones de visitantes y han expuesto más de 5.000 obras de arte. Pero como se trata de arte sacro, pues no sé. Lo mismo no cuadra en lo que cabría catalogar como cultura de la buena. Ni creo que los Goya sean, por ceñirnos al ámbito cinematográfico, más importantes que la Seminci. A saber.
Vuelvo a dársela, la razón, en que los Goya se entregaron en Valladolid «gracias a que hubo un alcalde socialista que tuvo el empuje y la ambición para llevarlo a su tierra». Puente es el principal artífice y responsable de que hace una semana llegaran en tren un porrón de actores y actrices, lucieran sus vestidos de alquiler en la feria de muestras, se lo pasaran en grande en la barra libre posterior y, al día siguiente, se volvieran a sus casas en otro tren.
Ni le doy ni le quito razones, pues es un juicio político, en su reproche hacia quienes considera «gente sin ambición, gente que lleva condenando a Castilla y León a la despoblación, a ser un desierto demográfico, un geriátrico a cielo abierto». Porque puede ser cierto. Pero esa crítica no excluye a ningún partido. La realidad es que Castilla y León, que sin embargo no acostumbra a dar respaldo electoral mayoritario a fuerzas de izquierdas, reúne menos población envejecida que Asturias, pongamos por caso, una región de larga y honda tradición socialista y sindical. El 26% de los castellanos y leoneses tienen más de 65 años. En Asturias ese dato es el 28%. Pero además, por señalar un detalle que, cuando menos, completa las afirmaciones del ministro: con cifras de 2021 del INE, las tres comunidades autónomas con mayor esperanza de vida son Madrid, Navarra y Castilla y León. Seremos un geriátrico a cielo abierto, pero de calidad.
Con todo y con ello, lo que más me entristece es la naturalidad con que el concepto de geriátrico o la propia vejez se asemeja en su discurso a un fracaso, a algo decrépito, de lo que huir y evitar. Una condena. Que seamos pocos es malo, objetivamente; que lleguemos a viejos es ley de vida. Puente, aunque por sus palabras no parezca que lo recuerde, también se hará mayor. A un ritmo de 60 minutos por hora exactamente. Y verá, si no lo ha visto ya, qué implica acumular años, perder agilidad mental y física, depender de otros para atarse los cordones de las zapatillas, levantarse de una silla o sentarse en un inodoro. Si enferma, Dios no lo quiera, sabrá qué implica usar un pañal, que un desconocido le cambie de ropa o de postura para evitar escaras, le lave, le dé de comer un puré… Que nadie le llame, que nadie le escuche, que nadie le acompañe. Y esperar el final. Eso es lo que pasa en los geriátricos. En los techados y en los que tienen zonas de paseo y esparcimiento al aire libre. En los de Castilla y León, Madrid, Asturias o Extremadura.
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