Si la memoria no me falla, desde hace varias décadas existe (iba a decir funciona, pero no lo tengo muy claro) un organismo oficial llamado FEMP, o lo que es lo mismo: Federación Española de Municipios y Provincias. Por motivos profesionales seguí de cerca el nacimiento de aquella institución formada por los ayuntamientos y las diputaciones cuyo objetivo era coordinar acciones de interés común para todos los ciudadanos. Visto lo visto en el caso que nos ocupa hoy, todo invita a pensar que dicha coalición hace tiempo que dejó de existir, y en caso de seguir activa pinta menos que la Cirila en los títeres. Porque de otra manera no se entiende la peligrosa descoordinación entre las diputaciones de Valladolid y Zamora a la hora de arreglar y mantener la carretera que une Cabreros del Monte, el último pueblo pucelano en esa zona con el primero de la provincia hermana.

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Con federación o sin ella no tiene mucho sentido que una vía comarcal recién asfaltada desemboque, de repente, en un camino de cabras, nunca mejor dicho. Y no se trata de una cuestión estética, política o competencial: es una falta de coordinación que amenaza la integridad de los conductores que pasan a toda pastilla de la brea al barro. Otra vez más me pregunto para qué sirven organismos como la FEMP o la ONU, por citar dos entre muchos otros: el primero no evita los sobresaltos o los accidentes, y el segundo la guerra.

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