El alto coste de la brecha de género rural

La realidad es que el medio rural no solo está sufriendo un proceso continuado de despoblamiento desde la década de los 90, también está envejeciendo y masculinizándose. Mientras que en áreas urbanas el 21,3% de las mujeres y el 16,5% de los hombres tienen más de 65 años, en zonas rurales se eleva al 22,1% y al 18,2% respectivamente. Entrando en lo que son las tareas domésticas y de cuidados familiares y de acuerdo con los resultados presentados, los hombres rurales en nuestro país dedican 14,7 millones de horas al día a los cuidados y tareas del hogar, frente a los 32,5 millones de horas empleadas por las mujeres, lo que supone un 121% más de tiempo. Considerando estas horas de más que las mujeres emplean en las labores domésticas y estimando el coste hora del servicio doméstico, se establece un coste de oportunidad de la brecha de género en zonas rurales que asciende a 38.500 millones de euros. Además, si se produjera una remuneración de esta brecha, implicaría que las arcas públicas incrementarían sus ingresos en alrededor de 18.750 millones de euros.

Es cierto que la diferencia ya no es tan amplia entre los hombres y mujeres de nuestros pueblos, y también es menor entre mujeres rurales y urbanas, pero todavía se mantienen muy arraigados antiguos patrones de género que necesitarán de años y de un rejuvenecimiento de la población rural, para que queden minimizados o, al menos, converjan con los de nuestros espacios urbanos.