Almas en el purgatorio
Rincón por rincón ·
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Rincón por rincón ·
La política, ejercida con descaro, provoca un distanciamiento de la realidad del que Clemente aún no se ha recuperadoRenacen de la política las almas prendidas en el purgatorio. Cada cierto tiempo, se abre la puerta y un alma en pena asoma de nuevo para intentar reencontrar el camino. En ocasiones, ese momento supone la antesala para recorrer el trayecto que separa el punto ... intermedio entre el más allá de la política y el cielo; otras, por el contrario, se trata de un instante previo al vértigo y el descenso a los infiernos. Siempre ha ocurrido así, en la vieja y en la nueva política.
En las últimas horas, ha reabierto la puerta del purgatorio Silvia Clemente. En su pensamiento estaba el haber empleado el tiempo suficiente en ese estado para aliviar sus penas y recuperar el trono perdido. Fue un mal cálculo. Ni una entrevista hecha como un traje a medida, a modo de baño de agua tibia, ni las palabras retóricas, ni el tono lastimoso fueron suficientes para enmendar todos los pecados cometidos. Hay casos en los que el historial pesa demasiado. Clemente, expresidenta de las Cortes de Castilla y León, debería reencontrarse con su pasado antes de reiniciarse y pensar en el futuro. Los pecados, aunque pudiera parecer lo contrario, tardan tiempo en purgarse.
Tras la figura de Silvia Clemente, siempre firme, impulsiva y vehemente, hay un buen grupo de personas que definen perfectamente cómo es este personaje político. Jamás hubo piedad en su forma de ejercer, aseguran y reafirman.
Tan teatral resultó su salida del purgatorio que nadie se tomó como ciertas sus palabras. Eran artificio, estaban medidas y en el fondo se pronunciaban hasta con soberbia en busca del retorno a la primera línea de la política. 'Me necesitan', parecía querer decir.
La política, ejercida con descaro, provoca un distanciamiento de la realidad del que Clemente aún no se ha recuperado. No es el único caso. Les ocurre a los políticos menudos y también a los que, como ella, estuvieron durante largos periodos de tiempo muy por encima de un hipotético e irreal 'techo de cristal'.
Clemente se funde en el infierno. A nadie podrá culpar de sus errores, a nadie podrá acusar de su posición y a nadie podrá volver a pedir auxilio. El tiempo, y quizá una serena reflexión personal, le permitirán regresar al purgatorio. Y ese proceso es tan comprometido como lento, muy lento.
Casi el mismo día en el que Silvia Clemente abría la puerta creyendo que sus penas estaban purgadas, tomó la manilla el exalcalde de León, Antonio Silván, con idéntico fin. El purgatorio, ya se sabe, crea ansiedad. Silván, sin embargo, se rehabilita gracias a una dosis de prudencia muy poco común en este mundo. Siempre ha sido más pausado que su entorno político y eso, con el tiempo, facilita las cosas. Castigado con dureza por los militantes de su partido, en primer término, y por los propios electores, más tarde, siempre ha asumido los golpes con entereza. Jamás ha perdido la compostura, ni la sonrisa. Y en política todo eso, por increíble que parezca, tiene su valor.
Antonio Silván fue víctima de malos consejos y de malos consejeros; se vio arrastrado por la corriente de quienes le condenaban al mismo tiempo que aplaudían y cayó al purgatorio porque, simplemente, llevaba mucho tiempo caminando por un sendero desviado. Daban igual las señales de peligro que salían a su paso, él siempre seguía avanzando.
Hoy Alfonso Fernández Mañueco le rehabilita en la política y para la primera línea de la política. Silván se presenta en el escenario nacional con la lección aprendida. Solo queda conocer si el tiempo en el purgatorio ha sido el suficiente como para que los electores olviden el pasado y bendigan su celestial regreso.
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