Greta la coqueta

La cosa es que a esta chavala sueca y al lobby que maneja sus hilos les empieza a asomar la etiqueta. La marioneta pierde efecto cuando se ve al titiritero moverle los brazos. La semana pasada ha vuelto a ser detenida por protestar por algún asunto medioambiental. Y estarán ustedes, cicloturistas del primer mundo, diciendo que si acaso eso está mal. En absoluto. Pero mi abuelo decía que los huevos se demuestran en las malas, que ir de gallito con siete armarios roperos detrás es de quinquis y cobardes. Y a la chica y a sus alegres compañeros les han detenido en La Haya, Países Bajos. Si hacen una rápida investigación a través de Google sabrán que los anteriores arrestos de Greta han sido en Inglaterra, Noruega, Suecia y Alemania. ¿Saben cuáles fueron los países más contaminantes durante el pasado año? China, Estados Unidos, India, Rusia y Japón. Estos cinco representan el 62,9 % del total de emisiones mundiales. Ni uno solo de la UE, donde permanentemente se habla de transición ecológica y de premura. ¿Adivinan en cuántos de esos ha sido detenida por armar trifulca la chavala de mirada triste? Pues eso, lo que decía mi abuelo. Que si de coraje se trata y de cortar autovías, quizá debería probar con la E105 que va de Moscú a Zelenograd para que a Putin le llegara el mensaje alto y claro.

Miren, esto hay que cuidarlo, no tenemos planeta de reserva por si en este nos va mal y el que dice que los problemas que vengan los arreglarán dentro de ciento y pico años los que estén encargados del asunto son unos auténticos canallas verbeneros. Pero haber elevado a los altares a esta chica de moral borrosa y entorno complicado tiene su delito. Actualmente tiene un historial que ríanse ustedes de los malotes de barrio americano degradado de los noventa. Y todo porque los que mandan en su vida han decidido que hay que regañar como un maestro de postguerra de Tolocirio para salir en la foto. La culpa no es suya. Tiene detrás un conglomerado basado en su imagen de joven comprometida, de niña que sacaba los colores a líderes internacionales cuando aún no sabía deletrear biodegradable, de justiciera sin enmascarar.

Pero, Greta: te estás haciendo mayor. Y ya no les vas a servir. Tu huella ha pasado a la bandeja de manido/habitual, así que no impactas. Y esto se trata de crear visitas, lograr subvenciones y estar siempre en boca de todos. Un día las detenciones efímeras se van a acabar, tu equipo dejará de medir milimétricamente dónde y cómo te manifiestas para llamar la atención y zas: otro juguete roto con delitos reiterados. Tu futuro dejará de ser la primera línea política y serás carne de documental ramplón enterrado entre contenidos vulgares en cualquier plataforma. Quizá consigas alguna charla pagada en una universidad de provincias, donde contarás lo chulo que era desafiar la ley y el orden en pos de un mundo mejor. Pero, cuando te vayas sola a la habitación del hotel (porque te irás sola), pensarás en la verdad; que no ponías un pie en Irán aunque contaminase el doble por habitante que España por si las moscas, que allí no se andan con chorradas, y en que no había que incomodar a los que ponían maravedíes para viajes y filmaciones.

A lo mejor le tienes que dar una vuelta a la estrategia, chiquilla. Vas a pasar de estandarte a monigote. Tu técnica de entrenador de balonmano de los setenta de la RDA ya no da resultado. Te han tomado la matrícula y te estás convirtiendo en una anécdota. Yo dejaría las tonterías y, como tienes mano, me plantaría en las comisiones mundiales con datos concretos y ofreciendo ayuda y colaboración. Tú verás, pero si decides aferrarte a lo del cabreo no vengas por aquí, que tenemos mucho lío con la estación, el soterramiento, los insultos y la campaña vasca. Y lo de Pezzolano. Eso también.