Reuters
Míster Cipriano

El esfuerzo selectivo

«Si no tienes al hermano pesimista de Pepito Grillo dándote la barrila con que te quedes en el sofá, moverás ese culito respingón que te cayó en suerte y a lo mejor logras algo por ti mismo»

Alfonso Niño

Valladolid

Sábado, 27 de enero 2024, 00:34

Somos la contracultura, los punkies, lo más underground. No lo dude; si apuesta firmemente por el valor del esfuerzo, es usted raro y corre peligro de extinción. Igual que yo. Es inútil, dicen. Una cortina de humo, exclaman. Una mentira mil veces esgrimida como excusa, ... masticada con saña como si fuera un nervio molesto en mitad de un filete. Y voy yo, hooligan de media caña, aficionado a la gresca matinal, y dejo caer unas palabritas sobre el tema en este artículo ciprianesco. No sólo por armar follón, que también, sino por convencimiento propio. Debería valer que esto lo diga sin ser hijo de patrón acaudalado, heredero de ningún imperio, ni pertenecer a un selecto club que intercambie información y contactos. Pero este paraje insano que habitamos tiene más hiel que miel y más aceite de ricino que disfrute del buen vino. Así que no diga que no le aviso: si no está conmigo hasta aquí, no le va a gustar un pelo el resto.

Publicidad

Errejón (y le nombro a él porque es el que tiene la palabra todo el día en la boca) declara que «hay que exigir esfuerzo a quiénes más ganan». Pone el foco (LED, que es más eco) en que los que cobran mucho no lo logran por su denuedo, sino por una serie de sinergias, conexiones y amistades que les han colocado ahí mágicamente. A la vez, y aquí viene el retruécano, les pide lo que niega al resto: que se sacrifiquen, que se esmeren. Y yo estoy a favor. A favor de los que se levantan para hacer bien su trabajo y no buscan excusas para escabullirse veinte minutillos, a favor de los que idean y proponen y no de los que escurren el bulto, a favor de los que entonan el mea culpa y no de los que achacan todo a los demás. En definitiva, a favor de los que demuestran y no de los que suponen.

Decía Feijóo hace unos días que el gobierno (y añado «los», que hay varios) también debe hacer un esfuerzo, no solo los empresarios, porque ahí se mete desde Telefónica e Inditex a Frutas Pepi. Y de nuevo estoy de acuerdo: de acuerdo con que se invierta en infraestructuras y no en subsecretarías, de acuerdo con adelgazar la nómina asesoril y engordar la de sanitarios y educadores, de acuerdo con vertebrar industrialmente el sector oeste del país y que no se gambetee con nosotros como si fuéramos un defensa central tronco y lento, de acuerdo con que las voluntades generales de un país no vayan tras las particulares de cuatro vendemadres.

He buscado lo que dicen sobre este tema desde Vox y apenas hay noticias que unan los dos conceptos, aunque supongo que estarán a favor de lo que no diga Sánchez. Y el único esfuerzo válido para Yolanda Díaz debió ser el que hizo Podemos para pasar a la cuarta fila. Al final resulta que hay una generación contaminada por oradores de pacotilla que les sermonean gritando que, hagan lo que hagan, no van a avanzar. Miren, como jugador de balonmano (mediocre, es lo que hay) y entrenador (a ratos) he pasado muchas horas de parqué al lado de Manolo Cadenas, Juan Carlos Pastor, Miguel Ángel Peñas, Dani Gordo... Seguramente la retórica no fuera su especialidad, pero con ellos el sudor no se dosificaba. Te ponían los deberes al lado de los derechos. Y claro, escarmentabas. Porque el resto, la comunidad que te rodeaba, te hacía ver rapidito lo de «o aportas o te apartas». Y así con todo. Si no tienes al hermano pesimista de Pepito Grillo dándote la barrila con que te quedes en el sofá, moverás ese culito respingón que te cayó en suerte y a lo mejor logras algo por ti mismo. Que tus padres se habrán dejado los cuartos en dotarte de formación y posibilidades para que no seas un parásito cualquiera, como esos que aplauden en los mítines detrás de los que salen en primer plano para ver si les cae un carguito, aunque sea de poco lustre.

Publicidad

¿Han observado el esfuerzo de una atleta durante una escalada? ¿El de un ciclista en la ruta? ¿El de una microbióloga buscando incesantemente remedio para aquello que nos acecha? ¿Han contado las horas que dedican los cuerpos de policía a esclarecer crímenes o amenazas a la seguridad nacional? ¿Les decimos que se relajen, que ese afán no sirve para nada?

«In contraria ducet», dice el aforismo que llevan como lema las huestes chamizas. «Ante la adversidad, lucha». Esforzarte va a tejer en tu modo de vida una eficacia frente a cualquier dificultad que surja. Ahí no va a estar el gobierno para ponerte un colchón mullido ni tus papás diciendo lo guapo que eres. Ahí solo vais a estar tú y el problema. Y de ti dependerá tumbarte a llorar, mirando de vez en cuando a ver si vienen Errejón y su labia a sacarte del atolladero, o servirte de las herramientas que aprendiste a usar para salir del pozo solito. ¿Ven como no les iba a gustar?

Este contenido es exclusivo para suscriptores

0,99€ primer mes

Publicidad