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Alfonso el Magnánimo. El Norte
Napoles. La huella de lo español
Tribuna

Napoles. La huella de lo español

«Trascurriría no obstante un tiempo largo hasta que Alfonso el Magnánimo, nacido en Medina del Campo, incorporase Nápoles a la Corona de Aragón (1442); 'Alfonsus Rex Hispanus…', se lee en el arco de triunfo que se erigió en el Castel Nuovo tras su entrada en la ciudad»

Alfonso Carvajal

Lunes, 27 de mayo 2024, 00:01

La nave indolente surca el mar Tirreno y esquiva las islas bien ancladas que flanquean la ciudad de Nápoles por este lado, Ischia y Procida; tímida se deja ver entre la bruma una primera estampa: se dispone el caserío escalonado al borde de la bahía; ... en un extremo se muestra lejana la silueta distinguida del Vesubio manso, en el otro, la mole del Castel Nuovo. De cerca, la gran urbe se colorea: abundan los claros; destaca un amarillo peculiar, tanto y tan propio que se ha dado en llamar napolitano. Es de día y en tierra firme la ciudad se agita. Al adentrarse en las calles y callejas de la antigua trama, se llega al poco a una plazuela con su iglesia. Es la regla. Hagamos una prueba. Tomemos una 'via' cualesquiera, la de Monteoliveto por decir una, después una calata, la de Trinitá Maggiore: aparecerá admirable –ya lo ven– una piazza, la del Gesú Nuovo; tras una fachada recia de piedra almohadillada están los mármoles y estucos de su deslumbrante templo. El barroco en su magnificencia. A pocos metros, Santa Chiara; no lejos la 'via' Toledo –«Jamás olvidaré la via Toledo», escribió Stendhal—. La belleza en Nápoles se entrevera empero con el ruido; va por barrios. No es fácil de comprender. Pongamos por caso la Nochevieja. Es la guerra. Cuesta tener presente que son fuegos artificiales, chiflidos; al día siguiente se da el parte de bajas. Tampoco resulta fácil entender la idolatría; si bien, y dada nuestra condición cristiana, se podría hacer un esfuerzo. Ya, pero es que en Nápoles se venera a Maradona y el gentío se espachurra para ver el coágulo de San Gennaro; sin mencionar el famoso cornicello, ese pimiento ubicuo que protege del 'mal de ojo'. Con eso y todo, Vedi Napoli e poi muori.

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