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Casualidad o no, desde que Óscar Puente está al frente del Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible, los trenes llegan a su destino con una puntualidad británica (concretamente, con la puntualidad de los ingleses que veranean en Magaluf). Ya casi no son noticia los cientos ... de personas varadas en la estación de Chamartín por algún problema con una catenaria, que es la excusa que se suele poner.

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Los pasajeros de Renfe por lo menos pueden reclamar y desahogar su frustración en algún número de teléfono automatizado. Para echar por la boca sapos y culebras, pulse 1.

Los viajeros clandestinos que llegan en patera ni siquiera pueden quejarse a la mafia que les trae hasta nuestras costas, a pesar de que pagan por cabeza entre 2.500 y 4.000 euros, dependiendo de si desembarcan en Canarias o ya directamente en la España peninsular. Eso sí es un negocio y no abrir una librería.

En África viven 1.500 millones de personas. La mayoría son pobres. La mayoría son jóvenes. La mayoría se asoma en Internet al 'paraíso europeo', que tiene mucho de espejismo, pero eso, claro, todavía no lo saben. Muchas de ellas mueren en el intento y sus cadáveres alimentan a los peces que luego, en algún caso, acaban en nuestras pescaderías, lo cual nos convierte en antropófagos indirectos.

La pregunta que tenemos que hacernos nosotros, que estamos al otro lado, es cuánta solidaridad nos podemos permitir antes de dejar de formar parte del llamado primer mundo.

La política migratoria de nuestro Gobierno no se entiende sin recordar que Marruecos le hackeó el móvil a Pedro Sánchez y le robó un montón de información de naturaleza desconocida. Desde el allanamiento de su teléfono, Pedro Sánchez es a Mohamed VI lo que Monchito era a José Luis Moreno. De la noche a la mañana, dejó tirado al pueblo saharaui y ahora toma unas decisiones muy extrañas, casi como si quisiera borrar las fronteras.

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El grueso de la inmigración ilegal no llega en pateras y cayucos, sino que aterriza en el aeropuerto de Barajas. Son vuelos procedentes de Marruecos (otra vez) con destino a Hispanoamérica. Los pasajeros aprovechan la escala en Madrid para destruir su documentación (así no pueden identificarlos) y pedir asilo. Al Ministerio del Interior esta caudalosa vía de entrada no parece preocuparle demasiado.

Y para 2030, aprovechando el efecto narcótico del Mundial de Fútbol, está prevista la construcción de un túnel submarino que cruce el Estrecho de Gibraltar. Si en la sala hay algún experto en geopolítica, por favor, que me lo explique.

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