Borrar
Las alambradas no arden

Las alambradas no arden

El encierro riguroso impuesto por las autoridades para frenar la propagación del contagio, detectado sólo en unas decenas de refugiados, hizo estallar la rebelión de las llamas

Agustín Remesal

Valladolid

Domingo, 13 de septiembre 2020, 09:23

Desde la costa griega de la isla de Lesbos, los refugiados sirios encerrados en el campo de acogida de Moria pueden ver las playas y las rocas de la provincia turca de Esmirna en las mañanas claras del mar Egeo. Al otro lado, a miles ... de kilómetros de su miserable campamento de alambres, concertinas y lonas, sigue la guerra de la que han huido más de cinco millones de sirios desde el año 2015. Veinte millas separan del continente asiático su aldea improvisada de tiendas de campaña, ancladas sobre terrenos baldíos entre olivares. Al otro lado del brazo de mar que ellos atravesaron en débiles pateras, a mil quinientos kilómetros de penurias y trabas burocráticas, abandonaron las ruinas de sus casas destruidas en otra guerra infame, como si alguna no lo fuera. Perdieron por el camino su tierra y el dinero en pago del viaje clandestino; pero ganaron esperanza y valor para salir con tenacidad de aquel infierno hacia otra clandestinidad, regida por una ley de fronteras arbitraria que castiga y condena al fugitivo sumido en el desamparo.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elnortedecastilla Las alambradas no arden