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Sostienen los analistas bélicos, en su difícil tarea de pronosticar un futuro guerrero, que hay dos clases de países comprometidos en beligerancias contra sus vecinos: los que implosionan y los que explotan. Los países cuyas ruinas se derrumban dentro de sus fronteras obedecen a una ... explosión central; pero la destrucción de ese estallido generado dentro de su territorio se extiende a los países vecinos. Así ha sucedido durante medio siglo en Siria.
El final trágico de la dictadura del presidente sirio Bashar al-Assad, llegado a Moscú tras una nocturna y vergonzosa huída hace una semana, cerró en Siria el largo ciclo de cincuenta y tres años de un régimen dictatorial que ha dejado ruina, corrupción y miseria. Los rebeldes musulmanes tardaron apenas dos semanas en llegar a Damasco desde su fortaleza, la región norte de Alepo, y el ejército del régimen se desvaneció en el aire: Bashar al-Assad, presidente de la República Árabe de Siria, se había quedado sin razones para defender sus derechos dinásticos. Los sirios de la capital asistieron admirados a la cobardía de los soldados huyendo de los cuarteles y se quedaron boquiabiertos ante los palacios de Damasco, abandonados por la casta dirigente de un régimen despótico y podrido. Se abrieron también de inmediato las cárceles de los prisioneros políticos torturados y maltrechos, al punto de no poder recordar sus propios nombres.
La fuga del presidente sirio Bashar al-Assad ha humillado a su principal aliado, Rusia, y ha dejado al descubierto el abandono de la influencia global del Kremlin. Vladimir Putin busca ahora una victoria definitiva más cerca de casa: su reivindicación y conquista parcial de Ucrania. La pérdida de su aliado sirio, el más sólido en Medio Oriente, puede ser sólo un revés temporal en su búsqueda de su premio geopolítico: el triunfo en Ucrania. Los analistas militares y políticos afirman que ganar rápidamente la guerra en Ucrania se ha convertido en un objetivo primordial para Putin. Ese resultado, apuntan los expertos, justificaría para líder ruso las enormes pérdidas humanas y económicas de ese conflicto y compensaría los fracasos estratégicos en otros frentes, como en Siria. «La apuesta de Putin en Ucrania es tan grande que una victoria allí reportaría a Rusia un beneficio de proporciones históricas: es todo o nada», afirma Aleksandr Baunov, analista político del Centro Carnegie Rusia Eurasia, un prestigioso instituto de investigación. «Si Putin piensa que el destino del mundo se decidirá en el Donbas, el futuro de Siria también se decidirá allí». Humillado en Siria, Putin busca la reivindicación en Ucrania.
El ejército israelí también avanza. Sus aviones de combate han destruido ya escuadrones enteros de armamentos de guerra sirios y dañado gravemente sus defensas aéreas. La eficaz aviación israelí apuntó también sus bombardeos a los misiles tierra-aire, helicópteros y drones sirios con el fin de que no cayeran en manos de los rebeldes. «El daño infligido representa un logro significativo para la superioridad de la Fuerza Aérea israelí en la región», declaró un portavoz del Tzáhal. Durante años, los aviones israelíes han tenido que esquivar las defensas aéreas sirias mientras bombardeaban a las milicias apoyadas por Irán. El ejército de tierra israelí ha ocupado estos días también una franja del territorio sirio al norte de los Altos de El Golán.
No hay ningún país en Oriente Medio hoy más cercano a la posible explosión interna que Siria, piedra angular a la vez de un microcosmos poderoso en todo el Oriente Medio. Lo que ocurra allí no será sólo el escenario de un territorio destartalado. El derrocamiento del presidente Bashar al-Assad por las variadas tropas de rebeldes sirios, tan desordenados como divergentes y hasta enemigos entre ellos, ha sido uno de los datos más importantes y potencialmente decisivos en Oriente Medio durante los últimos 45 años. En resumen, Siria es hoy una piedra angular que se desmorona y provoca unas consecuencias que se irradian en todas las direcciones.
Los grupúsculos sirios de sunitas, chiítas, alauitas, kurdos, cristianos y drusos rompen el control colectivo y son fuentes de inseguridad entre todas las sectas que buscan ayuda en el exterior. Recuerdo el dictamen de un ministro sirio de familia cristiana durante una cena amistosa de Navidad en Damasco el año 2006: « Necesitamos aquí un lider de mano dura para mantener a Siria bajo el control interior y disuadir a las potencias regionales que intentan controlarla desde el exterior». Nunca se cumplió ese deseo.
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