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Blanco es, la gallina lo pone, con aceite se fríe, con pan se come y se tiran los cascarones. ¿Qué es?» «¡El cocodrilo!» ¿Imaginan el desajuste mental de quien pudiera dar semejante respuesta? Pues les propongo otro acertijo, aún más claro que el del huevo. ... Si oyen esta perorata que transcribo, sin dar ningún nombre ¿a quién se refieren, en quién piensan ustedes? Lean:
«¿Hasta qué punto los españoles pueden estar tranquilos ante un dirigente que no cumple con sus compromisos? ¿Hasta qué punto los españoles pueden estar tranquilos ante un dirigente al que constantemente cuestionan sus decisiones, un dirigente sin autonomía y que se doblega ante las presiones? ¿Hasta qué punto los españoles pueden estar tranquilos frente a un partido que constantemente busca excusas para incumplir la Ley? ¿Hasta qué punto los españoles pueden estar tranquilos ante un dirigente sumido en una irresponsabilidad constante y que ha provocado la mayor crisis de la justicia vivida a lo largo de la historia de nuestra democracia? España está delante de un dirigente sin autonomía, sin liderazgo, que no dice la verdad, que no es fiable y al que le han doblado la mano». ¿Quién es?
¿Ya tienen la respuesta del personaje que se identifica con semejantes descalificaciones? ¿Quién es? ¿Copérnico, Caperucita roja, el sultán de Brunéi? Creo sinceramente que más de un 90%, puede que me quedo corto, incluso antes de concluir el indignado sermón, han pensado en Pedro Sánchez, pero, craso error, ese discurso encendido, que parece salido del pistón de una vaporeta, es de Pilar Alegría Continente, ministra ella de Educación y Formación Profesional. ¡Y no se refería a Pedro Sánchez, sino a Alberto Núñez Feijóo! Sí, todo eso sobre alguien que incumple sus compromisos, ajusta la Constitución a sus necesidades, está cuestionado por sus decisiones temerarias, carece de autonomía, cede a las presiones, paga chantajes y ha provocado la mayor crisis vivida por la Justicia a lo largo de la historia es, según la iluminada ministra, Feijóo. Señalar al cocodrilo y no al huevo no es lo más descabellado.
Es posible, en el mejor de los casos, que a la ministra le haya traicionado el subconsciente al adjudicar a uno la descripción exacta de otro, pero también es posible que la enfervorecida lo crea así, porque el cántaro de los amores se llena de desvaríos. En ese caso debería pasar por el diván del siquiatra, para que le recomponga la mollera. Trabajo tiene.
El testigo con el que corrió la ministra de que Feijóo chalanea, se deja presionar, chantajear y paga el peaje que le exijan para conseguir su objetivo, que es seguir y seguir, hasta el último aliento, lo recogieron después el propio Pedro Sánchez, Marlaska y la ministra repipi de Política Territorial. Mañana, no nos extrañemos, pondrán en marcha el ventilador para que se expanda que Feijóo no es digno ni fiable porque pacta con los que le quitan el sueño, indulta a los secesionistas, negocia con los herederos de ETA, pastelea con el dictador magrebí y modifica las leyes para conseguir los votos que necesita. Feijóo es malo, un vendepatria y, para evidenciarlo, tiran de archivo y airean la peripecia política de Pedro Sánchez. Lo tienen tan claro que demonizan a Feijóo adjudicándoles lo que hace Pedro Sánchez. Luego sí saben lo que hacen.
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