Adiós a la vida perra
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Los canes tendrán el privilegio de poder viajar en los autobuses de Valladolid y así veremos como los perros jóvenes ceden el asiento a las perras viejasEran 37.177 hace dos años y creciendo. Son los perros pucelanos censados, parte de la masa de individuos perrunos que se acerca en España a los diez millones, tantos como habitantes tienen la civilizada Suecia, la peligrosa y pobre Honduras, la pro Putin Bielorrusia ... o la vecina Portugal. El abultado dato nos lleva a que por cada cuatro españolitos hay un can, al que acariciar, cuidar y hasta en el que sujetar nuestras bajadas de ánimo.
Y para atender a tan numerosa población, los amigos de cuatro patas tendrán el privilegio con respecto a otros animales de poder viajar en los autobuses urbanos de Valladolid. Un derecho otorgado de forma merecida frente a otras mascotas menos amigables con la especie humana y, por tanto, con los usuarios de los buses, y que se fastidien los gatos, cobayas o conejos, y aún más los bichos de compañía prohibidos, como las cotorras, los cerdos vietnamitas o los mapaches.
Los canes darán así un paso más en su lucha irrenunciable para dejar la vida perra, expresión por otra parte ofensiva y que la ley de bienestar animal u otra de ese estilo debería vedar. Y a este logro de montar en el autobús, con su tarjeta de transporte específica y habilitada, fotografía incluida, y por la jeta perruna a cero euros el billete, le habrán de seguir otros triunfos, como poder ocupar un asiento.
Ahí estará la gran victoria, el éxito histórico de toda una raza. Veremos escenas entrañables como la de un perro joven sentado con sus deportivas y cascos que cede con educación el asiento a una perra vieja –con perdón–. O la de un can algo propenso a las micciones, a lo Manneken Pis, que aguantará hasta llegar a la siguiente parada, bajar y regar con su orina la marquesina. Será un precioso adiós a la vida perra.
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