Acuerdo en mano
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Un 'brexit' ordenado no deja de empequeñecer a Europa ni despeja todas las incertidumbres, pero es menos maloEl acuerdo alcanzado entre la Comisión Europea y el Gobierno del Reino Unido en torno al 'brexit' evita el peor escenario: el de una ruptura abrupta de efectos impredecibles. Pero no por ello puede olvidarse el quebranto histórico, económico y social que supone la salida ... de Gran Bretaña de la Unión. Jean-Claude Juncker lo expresó con elocuencia ayer al final de su mandato: «Contento por el acuerdo, triste por el 'brexit'». Ese es el sentir compartido por millones de ciudadanos que, a ambos lados del Canal de la Mancha, esperaban despertar de una pesadilla que empequeñece a Europa. Un sentir que ha de permanecer en la conciencia política de todos los europeístas negándose a admitir que el desenganche de Londres de Bruselas sea irreversible y dispuestos a apurar todas las posibilidades que el entendimiento pueda ofrecer para el progreso y bienestar de los ciudadanos de la UE. Salvado en principio lo peor, corresponde ahora a Boris Johnson labrarse el apoyo de Westminster cuando, paradójicamente, se encuentra en una tesitura parecida a la que Theresa May tuvo que afrontar ante la abierta oposición del hoy primer ministro. Necesitará convencer o compensar al unionismo irlandés sobre las ventajas de su negociación con el primer ministro de Dublín, Leo Varadkar, para no verse obligado a solicitar una prórroga a la UE para hacer efectivo el 'brexit'. Desde el punto de vista de los desaires que ha tenido que soportar el resto de Europa por parte de Johnson y el eurofobismo británico, resulta atractiva la eventualidad de que Londres se vea en la necesidad de pedir más tiempo a Bruselas. Porque el acuerdo alcanzado ayer es consecuencia del vértigo que afecta a Johnson una vez en el poder. Pero pocas veces ha resultado tan oportuno el refrán de 'pájaro en mano'. Un 'brexit' ordenado, aunque sea en el último momento, es lo bueno a falta de algo mejor. No despeja, ni mucho menos, todas las incertidumbres que afectan a empresas y personas. Pero aflora como ese signo positivo que permite a unas y a otras hacer planes, también en nuestro país, frente a los nubarrones de la hostilidad comercial entre Estados Unidos y China y los indicadores de retraimiento global de la economía. Queda fuera de toda razón que el resultado de un referéndum que se inclinó por el 'brexit' por la mínima y tras una campaña llena de falacias ahonde tan gravemente la distancia entre el Reino Unido y la Europa continental. Pero de lo que se trata ahora es de minimizar en lo posible sus consecuencias más negativas, preservando un área a ampliar de intereses y aspiraciones compartidas.
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