13-O
Intruso en El Norte ·
Pensar en España es pensar también en la razón por la cual en nuestra tierra hay 1.316 alcaldes que no perciben remuneración alguna por su funciónSecciones
Servicios
Destacamos
Intruso en El Norte ·
Pensar en España es pensar también en la razón por la cual en nuestra tierra hay 1.316 alcaldes que no perciben remuneración alguna por su funciónEl día después del de la Hispanidad es buen día, por qué no, para pensar España. Mañana o pasado van a calentarse las calles en Cataluña, y habrá mensajes falsos a la calma, tuits incendiarios, días de playa en Barcelona y mucha gente que ... no ve más allá de sus quijadas. Siendo domingo y siendo 13, yo me acuerdo de Colón, que vivió por estos suelos, y me acuerdo de la Pinta, la Niña y la Santamaría en una sororidad de carabelas que salieron de Palos de la Frontera hacia lo desconocido, hacia la redondez, hacia los alisios y así.
Hay a quien le van vendiendo la burra de la oscuridad en España, la Leyenda Negra, y en Granada y en Toledo las instituciones públicas pagan exposiciones maniqueas sobre la Inquisición, como si solo hubiera habido aquí Torquemadas. A ciertas alturas, no comprendo la razón de ese látigo patrio con el que hay que convivir día a día, telediario a telediario.
Pensar en España es pensar también en la razón por la cual en nuestra tierra hay 1.316 alcaldes que no perciben remuneración alguna por su función de 'munícipes', mientras que en un pueblecito sevillano el PSOE hizo un censo de enchufados para pedirles el voto. Con los alcaldes de las tierras de España, como en las faenas de Curro, puede salir cualquier cosa. De lo más noble a lo más 'aparatichi' (por no decir otros adjetivos).
Uno piensa en España y piensa en rutas imperiales, con distancia y cierta admiración de lo que fuimos y no quisieron que estudiáramos. El otro día nos recibieron en Toledo a psiquiatras, publicistas de Valladolid –y a mí mismo– en la estación de Renfe, y allí los del Puy de Fou nos han montado un buen parque temático con nuestras cosas, su Quijote, nuestra Tizona, su gitana..., y no hay que renegar ni de esas estampas, no, ni de las de Llach cantando en una lengua que también es nuestra, aunque nos la quieran quitar, prostituir y usar contra el propio pueblo. Lo de las tres culturas funcionó a ratos, pero con mucha más base que la infamia esa de la 'pluri España' con la que los niños monolingües fuimos expulsados de no sé qué paraísos, de no sé qué excelencias educativas.
España, en este domingo, no puede ser ese asa del cubo que uno coge y otro suelta, de Iván Redondo a Errejón. España tiene que ser un puño de acero contra los aranceles de Trump, y esa –y no otra– es la verdad última de lo que pasa y de lo que nos pasa.
España, en su día, lleva dos cornadas de sangre pero aún respira por la herida. Y así seguirá, señor Torra, en otro domingo en que España se colgará en los balcones, con banderas de sí misma. Como en una mañana del Corpus en un otoño calentorro.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.