Ander Azpiroz
Viernes, 11 de agosto 2023, 11:20
No existe crisis interna en el seno de Vox y los rumores que circulan tras la renuncia de Iván Espinosa de los Monteros son solo fruto de medios de comunicación con intereses particulares. Este fue el argumento que ofreció este viernes el secretario general de ... la formación, Ignacio Garriga, quien incluso citó a periódicos de tendencia ideológica conservadora como artífices de una especie de caza de brujas contra su partido.
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En una entrevista a RNE, Garriga minimizó el abandonó de la primera línea política de Espinosa de los Monteros. «Tal y como él señaló, su decisión se debe a situaciones profesionales y personales», insistió el número dos del partido, quien destacó que el ex portavoz parlamentario seguirá siendo un militante de base.
Las palabras de Garriga no ocultan la batalla interna que se abrió tras los resultados de las generales de julio. El secretario general de Vox presumió de que su partido vive su «mejor momento» tras entrar de la mano del PP en los Gobiernos de Extremadura, Comunidad Valenciana o Aragón. Este poder territorial no oculta en cualquier caso el varapalo del 23 de julio. Aún conscientes de una merma de disputados ante el PP de Alberto Núñez Feijóo, Abascal y los suyos daban por hecho una mayoría absoluta de la derecha que les daría entrada en el Consejo de Ministros. No fue así y ahora la derecha radical, que perdió 19 diputados, trata de reubicarse en el tablero político.
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Algunos dirigentes han seguido los pasos de Espinosa de los Monteros y han decidido dar también un paso al lado. Lo ha hecho el ex diputado Juan Luis Steegmann, médico de profesión y quien desde la tribuna del Congreso defendió durante la pandemia la vacunación masiva de la población, una posición controvertida dentro del grupo parlamentario de Vox. Steegmann rehusó este jueves a recoger el acta parlamentaria que le correspondía al correr la lista en la circunscripción de Madrid tras la renuncia de Espinosa de los Monteros.
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En el fondo de una crisis interna que se niega desde la dirección de Vox se encuentra la batalla entre las distintas familias ideológicas que se aliaron en 2014 para fundar un partido que a día de hoy es la tercera fuerza en el Congreso de los Diputados. Una parte de sus dirigentes provinieron del ala más conservador del PP, dirigentes a los que el propio Mariano Rajoy, entonces presidente del Gobierno, mostró la puerta de salida. «Si alguien quiere irse al partido liberal o al conservador, que se vaya», señaló ya en 2008 el exjefe del Ejecutivo. Algunos como Espinosa de los Monteros recogieron el guante.
Por el otro lado confluyeron en Vox antiguos dirigentes de Falange. Uno de ellos fue Jorge Buxadé quien en 2023 parece haber ganado el pulso al sector de la derecha radical que se encuadra en el ala más moderada.
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Una vez que se da por pérdida la entrada en el Consejo de Ministros -la dirección de Vox ofreció el pasado domingo sus votos gratis a Alberto Núñez Feijóo para desalojar a Pedro Sánchez de la Moncloa-, las distintas familias comienzan a pasarse factura unas a otras, ya sea por posiciones políticas en la pasada legislatura a cuenta de decisiones políticas. El pegamento que mantiene a Vox es Santiago Abascal. El presidente del partido mantiene intacta su aura de líder tanto para los conservadores llegados desde el PP como para los sectores más a la extrema derecha. «Sin Santiago Abascal esta aventura habría sido imposible. Hemos podido hacer cosas increíbles», señaló en su despedida Espinosa de los Monteros.
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