Poco a poco empieza su inmersión hasta los 15 metros de profundidad. En la superficie los operarios mandan al robot al lugar más complicado de acceder y más peligroso. La culpa de tanto atasco la tienen las toallitas. Y para combatirlas, este pionero ... robot. En esta prueba en superficie se ve como acaba con ellas. Primero las rompe con agua a presión después las tritura con estos rodillos y las manda a decenas de metros hasta un camión colector. Solo en Cádiz la mitad de los residuos que se limpian de su red de abastecimiento son toallitas. 450 toneladas y casi un millón de euros de coste. Pero con la llegada de la pandemia hay otros residuos que también preocupan, las mascarillas. Así que recuerden el inodoro no es una papelera.
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