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Ander Azpiroz
Domingo, 12 de febrero 2023, 19:05
El clima preelectoral va en aumento y los partidos ya apuran cada uno de los fines de semana que restan hasta las municipales y autonómicas del 28 de mayo para lanzar cuchillos e intentar ganarse el favor del electorado. Todo ello con el telón de ... fondo de unas generales que, a muy tarde, se celebrarán en el mes de diciembre.
Desde Málaga, Pedro Sánchez se reivindicó ante un público entregado de militantes socialistas como único garante del Estado de Bienestar frente a Podemos y PP. Respecto a los primeros, el jefe del Ejecutivo eludió la más mínima mención a la crisis de coalición en torno a la reforma del 'ley solo sí es sí'.
Tanto desde el PSOE como desde Unidas Podemos se asegura que los últimos meses de legislatura no corren peligro, pero la tensión ha alcanzado límites nunca vistos en los tres años de coalición izquierdista. Todo ello en este marco electoral en que unos y otros tratan de distanciarse para competir por el nicho de votante progresista indeciso que podría decantarse por una u otra opción.
Día a día, y más según se acercan las citas con las urnas, la guerra entre los socios de coalición se manifiesta menos fría y aún todavía menos disimulada. Ione Belarra, ministra de Derechos Sociales y secretaria general de Podemos, reivindica desde hace meses que todos y cada uno de los logros sociales alcanzados han sido fruto de la presión sobre un PSOE al que este mismo sábado calificó en otro mitin como «un partido conservador».
La líder de la formación morada atribuye a los suyos y a su presencia en el Consejo de Ministros la reforma de la ley del aborto de 2010 –con Zapatero como presidente y validada ahora trece años después por el Constitucional frente a un recurso del PP– y la ley trans. También la ley del 'sólo sí es sí' que ha supuesto al menos la rebaja de penas a más de 500 delincuentes sexuales y ante la que el PSOE, tras meses de indefinición y escudarse en futuras resoluciones del Tribunal Supremo, se plantó la pasada semana con el registro de una reforma en el Congreso.
El mensaje reiterativo de Podemos ha hecho mella en un Pedro Sánchez que se autoproclamaba ya desde sus confrontación interna con la andaluza Susana Díaz como único líder del progresismo. «Somos la izquierda que sabe que el cielo está en la tierra», lanzó allá por 2021 y con la coalición a pleno rendimiento. Quiso contrarrestar así el manido eslogan de Pablo Iglesias de que «el cielo no se toma por consenso, se toma por asalto». Una frase, por otra parte, acuñada por Karl Marx ya en el siglo XIX.
En su repaso por los logros sociales del Gobierno que preside, Sánchez atribuyó a la determinación del PSOE la subida de las pensiones en base al Índice de Precios al Consumo (IPC) o los sucesivos incrementos del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) que, anunció el jefe del Ejecutivo, ratificará este martes el Consejo de Ministros para que alcance los 1080 euros. Esta última es una mejora que durante los últimos tres años ha negociado con sindicatos y patronal la vicepresidenta Yolanda Díaz, líder de la plataforma Sumar y militante comunista, pero a la que en momentos se la aprecia más cómoda dentro del proyecto socialista que en su alianza con Podemos. En este punto, Sánchez dejó de lado su cargo institucional para vestirse con la chaqueta socialista de toda la vida y advirtió a la patronal por rechazar estar última subida del SMI: «No permitiremos que los ricos se den un festín mientras a la clase trabajadora no se le aumentan los sueldos». El presidente lanzó el avisó al final de una semana en la que las principales entidades bancarias del país han anunciado beneficios récord.
«No se trata de 'Felipismo', 'Zapaterismo' o 'Sanchismo' como se inventa la derecha, todos estos avances desde 1982 se han producido gracias al socialismo», sentenció Sánchez.
El presidente no dejó escapar la oportunidad de una jornada en la que cientos de miles de personas se manifestaron en el centro de Madrid en defensa de la sanidad pública, protestas que se extendieron también por ciudades como Santiago de Compostela o Burgos. «La sanidad del PP consiste en que se cure quien pueda», atacó. A la misma ahora, Feijóo acusaba desde Sevilla al Gobierno de todos los males sanitarios por no destinar recursos, pese a que esta competencia fue transferida en 2002 por José María Aznar a las últimas diez autonomías que aún no la ostentaban, como no se cansa de contraatacar Sánchez.
Sánchez aseguró que, tras tres años de crisis global por la pandemia y la guerra de Ucrania, lo mejor está por venir. «Imaginad –vaticinó– lo que lograremos con los vientos a favor». Una posibilidad que, atendiendo a todas las encuestas salvo las del CIS, pasa necesariamente por volver a pactar una coalición con Podemos.
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