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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (i), el rey Felipe VI (d), junto con presidente portugués Marcelo Rebelo de Sousa (2d) y el primer ministro luso Antonio Costa (2i). Efe /Vídeo: Atlas

España y Portugal se reencuentran

El Rey Felipe VI, Sánchez y los líderes lusos reabren las fronteras de ambos países en una simbólica ceremonia que abre las puertas al turismo

iVIA uGALDE

Miércoles, 1 de julio 2020, 11:19

Han transcurrido tres meses y medio, 108 días, desde que España y Portugal decidieron cerrar sus fronteras para cortar el paso al coronavirus. La decisión tomada el 17 de marzo hizo retroceder en el tiempo la fluida relación de ambos países. A lo largo de los 1.200 kilómetros de línea limítrofe común, solo en nueve puntos se podía cruzar al país vecino. Eso sí, portando un documento acreditativo de la necesidad de hacerlo. Esa extraña sensación llegó este miércoles a su fin, con un emotivo acto de reencuentro celebrado en Badajoz y en la localidad lusa de Elvas.

La ceremonia, protagonizada por el Rey Felipe VI, el presidente portugués, Marcelo Rebelo de Sousa; el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y el primer ministro luso, Antonio Costa, supuso una clara representación de la vuelta a la normalidad. Y, sobre todo, el pistoletazo de salida para la reanudación del turismo, aunque difícilmente alcanzará en esta temporada de verano el flujo de años anteriores por el impacto que sigue teniendo el Covid-19.

La llegada de turistas españoles a Portugal resulta vital para relanzar una actividad que representa el 16% del Producto Interior Bruto (PIB) luso y que se ha convertido en motor de su economía. «Esta apertura de fronteras solo tiene ventajas», afirmó Costa mientras Sánchez decía esperanzado que espera que la línea divisoria entre ambos territorios «jamás se tenga que volver a cerrar como consecuencia de una pandemia».

Pese a las mascarillas y la falta de contacto físico, la cercanía y el afecto se hicieron más que evidentes. También el simbolismo de la doble ceremonia que derribó «la frontera más antigua de Europa». No en vano, se eligió como escenario para el reencuentro dos fortalezas que ambos países construyeron para defenderse y apartarse uno del otro. «Nada mejor que este marco para volver a ser vecinos muy cercanos en la Europa de hoy y lanzar el mensaje positivo de que no vemos la reapertura de fronteras como una amenaza sino como una oportunidad para el desarrollo común», señaló Costa.

Primero en Badajoz y luego en Elvas, los cuatro mandatarios escucharon los dos himnos nacionales y pasearon por las murallas para divisar, en cada caso, el país vecino. Todo ello ante más de un centenar de periodistas pero sin apenas público, ni siquiera en los aledaños. En Badajoz, bajo la muralla se congregó una docena de personas. En la localidad lusa, entretanto, esperaba a las cámaras una pequeña concentración antinuclear y otra protaurina. «La gente tiene miedo del virus», advertía una señora que se acercó a hablar con el Rey y con Sousa.

Señal de confianza

La simbólica caída del muro fronterizo se produjo en un momento en el que Portugal está viviendo rebrotes de la enfermedad, en particular en el área de Lisboa. El acto, sin embargo, fue una señal de confianza. Aun así, los líderes de ambos países aprovecharon la ocasión para recalcar que hasta que exista una vacuna o un tratamiento para el virus es fundamental mantener las medidas de higiene.

«Si todos cumplimos las reglas podemos vivir mejor en conjunto», indicó el primer ministro de Portugal, que ha sido el último país de la UE con el que España ha reabierto sus fronteras porque Lisboa pidió esperar hasta este miércoles cuando el Gobierno de Sánchez decidió levantar las restricciones con sus vecinos diez días antes.

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