Felipe VI, en un momento de su discurso. AFP

PSOE y PP aplauden al Rey pese al llamamiento para que cesen la bronca política

Socialistas y populares no se dan por aludidos en las palabras de Felipe VI para retomar la senda del diálogo y del consenso

Ander Azpiroz

Madrid

Miércoles, 25 de diciembre 2024, 11:31

Tanto PSOE como PP se ciñeron a la regla no escrita de aplaudir contra viento y marea los discursos de Nochebuena del Jefe de Estado. Este 2024 lo volvieron a hacer pese al mensaje de Felipe VI para que cese la bronca política que « ... en ocasiones es atronadora». El Rey no especificó los destinatarios de sus palabras, pero nadie duda de que estos son socialistas y populares, los grandes protagonistas de una de las legislaturas más tormentosas en democracia.

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Según la interpretación del PSOE, «Felipe VI entiende que la vida política debe estar marcada por la serenidad y no se puede estar más de acuerdo». El camino a seguir, insistieron los de Pedro Sánchez, es el de «dedicar todos los esfuerzos al bienestar de los ciudadanos y ciudadanas de España». Más en concreto, la presidenta del partido socialista, Cristina Narbona, alabó las palabras del jefe del Estado sobre los derechos de los inmigrantes irregulares que se diferencian, aseveró, «de algunos discursos xenófobos que hoy proliferan».

Por parte del PP se manifestó Alberto Núñez Feijóo a través de las redes sociales. El presidente de la formación conservadora expresó el reconocimiento del Monarca «a la solidaridad del pueblo español, la reivindicación del bien común como principio rector en política, y la defensa de la Constitución». «La monarquía parlamentaria –continuó Feijóo– cierra otro año ejemplar al servicio de los españoles». «Lo sentimos como nuestro y nos enorgullece que el jefe del Estado lidere la defensa de nuestros mejores valores», afirmó a su vez la secretaria general del PP, Cuca Gamarra, quien además aseguró que «solo a quienes rechazan el bien común, la solidaridad y la serenidad puede disgustarles un mensaje así».

«Un discurso de derechas»

Si PSOE y PP se ajustaron al guion previsto no lo hicieron menos las fuerzas parlamentarias de izquierda e independentistas, aunque en el sentido contrario. Sumar y Podemos aparcaron sus continúas disputas partidistas para coincidir en que el jefe del Estado ofreció un discurso con una inequívoca orientación hacia la derecha, pese a que en su alocución Felipe VI defendió actuar de forma decidida frente a acuciantes problemas sociales como son la inmigración irregular, el acceso a una vivienda asequible o la precariedad juvenil. La más contundente fue la secretaria general de la formación morada. Según valoró Ione Belarra, «este Rey ya no es nada más que el proyecto deprimente de la derecha española». «¿Alguien más por aquí deseando que los discursos de fin de año los dé de una vez la presidenta de la República?», agregó. Ambas fuerzas políticas censuraron que en el discurso no figurase alusión alguna a la invasión israelí de Gaza y al genocidio palestino.

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Tanto Esquerra como Junts recalcaron que aún tienen fresca en la memoria la intervención de Felipe VI el 3 de octubre de 2017, dos días después del referéndum ilegal de independencia en Cataluña. Oriol Junqueras, recién reelegido presidente de los republicanos, apuntó que el Monarca «no está habilitado en ningún caso para pedir a los otros hacer menos ruido cuando él ha contribuido más que nadie». Jordi Turull, secretario general de Junts, añadió en la misma línea que «lo que diga el Rey, si no empieza pidiendo disculpas por lo que hizo el 3 de octubre, no merece ninguna importancia, porque es absolutamente irrelevante y falto de credibilidad».

Las valoraciones de unos y otros partidos sobre las palabras de Felipe VI dejaron patente que existen dos polos opuestos en cuanto al modelo de estado. El primero lo representan PSOE y PP que se mantienen fieles al sistema de monarquía parlamentaria que se pactó durante la Transición. El segundo es el que defiende un referéndum que ponga sobre la mesa la posibilidad de instaurar una tercera república y por el que apuestan la mayor parte de las fuerzas minoritarias. Sea como fuere, un cambio de semejante calado necesitaría de una reforma constitucional que, de manera forzosa, necesitaría del apoyo de socialistas y populares, una posibilidad impensable a día de hoy.

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