Es viernes y hace escasos minutos que ahí fuera, en los jardines presidenciales, se ha firmado una suerte de Pacto de la Moncloa con los agentes sociales para impulsar la resurrección económica del país gracias a una inyección de 50.000 millones. Gobierno, empresarios y ... sindicatos. Un mensaje de unidad con destino a los partidos políticos, pero también al kilómetro cero. Todo depende de Bruselas, de una durísima negociación para alumbrar el multimillonario fondo de reconstrucción en el que tanto se juega España. El presidente lo repite una y otra vez. De eso va la 'nueva normalidad', de sobrevivir. Ahí fuera, el termómetro coquetea con los 30 grados, pero el 'invierno' económico continúa.
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Pedro Sánchez nos recibe en el Salón Tàpies del edificio del Consejo, el lugar donde el presidente del Gobierno atiende sus visitas oficiales. Aquí, por ejemplo, se reunió la mesa de diálogo entre los Gobiernos central y catalán con Quim Torra a la cabeza, como recuerda el presidente. Aparece arropado por un ejército de asesores con Iván Redondo, el director del Gabinete de Presidencia, a la cabeza. La crisis ha hecho mella. Está fino, pero confiesa estar fuerte. Todo se mide al milímetro, como evidencia esa pizarra donde se va indicando el minutaje de la entrevista. Eran 30 minutos. Al final, la propina llegó hasta los 33. Sánchez tiene muy claro su discurso y que seguirá otros cuatro años en La Moncloa. «No concibo que el Parlamento bloquee los Presupuestos ante la mayor crisis sanitaria, social y económica del último siglo», zanja.
– ¿Se puede gobernar pactando a la vez con dos aliados tan diferentes como Esquerra y Ciudadanos? Los de Oriol Junqueras ya han advertido que no se prestarán a este juego.
– La unidad y la recuperación son dos caras de la misma moneda. Lo que hemos hecho antes firmando un acuerdo por la reactivación económica y el empleo es el mejor ejemplo para la política de cómo los agentes sociales han entendido la mayor crisis económica que atraviesa el mundo en los últimos cien años. Y no lo digo yo, lo dice por ejemplo la canciller Angela Merkel. La unidad es esencial y no vamos a renunciar a llegar a acuerdos con todas las formaciones. Tendemos la mano a Esquerra, con la que tenemos muchas afinidades sociales. Ahí nos podemos encontrar. Pero es cierto que en los últimos meses, ha habido una novedad en el arco parlamentario, y es que Ciudadanos ha decidido ser útil y ocupar el espacio del sentido de Estado que el PP ha dejado huérfano. Tenemos muchas diferencias con ellos, pero bienvenido sea este cambio de actitud de Cs.
– De Ciudadanos... Y del Gobierno, ¿no? Ustedes también han cedido para que fructifiquen esos acuerdos.
– Este Gobierno está sustentado en 155 escaños, no podemos olvidarlo. Tenemos un horizonte de legislatura de cuatro años, el Gobierno garantiza la estabilidad pero es el Parlamento el que tiene que dar cauce a unos Presupuestos hoy más necesarios que ayer para recuperar la economía y el empleo en nuestro país.
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– Y si no hay Presupuestos, ¿qué?
– Hay dos fases. Primero, necesitamos sacar este mes de julio el fondo de recuperación económica de la Unión Europea. Esta movilización de fondos es un hito tan importante como nuestro ingreso en la UE o la instauración del euro, y el Gobierno se está peleando a fondo. Y en segundo lugar, no concibo que el Parlamento bloquee unos Presupuestos ante la mayor crisis sanitaria, económica y social de los últimos cien años. A esta pandemia no podemos darle respuesta con los Presupuestos de Montoro.
– El Gobierno de coalición con Unidas Podemos ha cumplido sus primeros seis meses. ¿Duerme ya algo más tranquilo?
– (Sonríe) Sí, sí.
– Han sido muchos los choques que han tenido.
– El balance es positivo. Creo que la pandemia ha soldado al Gobierno de coalición. Es evidente que hemos sufrido una operación de acoso y derribo por parte de la derecha y de la ultraderecha. Es así. Todos los españoles lo han visto, pero el Gobierno de coalición ha salido reforzado. Y yo tengo que manifestar mi orgullo y agradecimiento a todos los ministros.
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– ¿Descarta, por tanto, otras elecciones en 2021?
– Uno escucha a la derecha decir que si elecciones, que si hay que ir a las urnas... Pero vamos a ver. España ha tenido cinco elecciones en 2019 y las legislaturas en este país, mal que le pese a la derecha cuando pierde las elecciones, duran cuatro años.
– ¿Y esta durará cuatro años?
– Durará cuatro años. España necesita estabilidad, hacer reformas para que la recuperación sea digital, verde e inclusiva. Esta crisis ha acelerado muchos cambios. Le pongo un ejemplo. Sólo una de cada cinco pymes en nuestro país tiene planes digitales y eso debe cambiar porque, si lo logramos, el PIB puede crecer 1,8 puntos en un lustro. Y si apostamos por la economía verde, se pueden crear más de 300.000 puestos de trabajo. En eso está el Gobierno.
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– Arremeten con dureza contra la «irresponsabilidad» del PP y le piden que arrime el hombro, ¿pero el Gobierno se está dejando ayudar? ¿Por qué no llama más a Pablo Casado?
– El Gobierno de España ha dialogado con todos los actores, con los agentes sociales y las formaciones políticas. El problema del PP en esta pandemia es que no han visto el virus como un enemigo común al que combatir, sino como un instrumento para derribar este Gobierno.
– La crisis catalana sigue ahí. ¿Con las elecciones catalanas a la vuelta de la esquina, se puede esperar algo a corto plazo?
– Parece que pronto vamos a un proceso electoral en Cataluña y veremos cuáles son las mayorías parlamentarias que se dan. Creo que Cataluña necesita un horizonte de estabilidad y que existe, sin duda alguna, un conflicto político que debe resolverse con el diálogo en el marco de la legalidad constitucional, y en esto está el Gobierno. Pero ahora, con esta crisis, todas las instituciones deben anteponer otros debates que son urgentes y que tienen que ver con la emergencia sanitaria. Cataluña, la Generalitat, es muy importante para la recuperación de este país y por eso me gustaría que sus representantes en el Congreso tuvieran una actitud más abierta y constructiva.
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– ¿Retomarán la llamada mesa de diálogo ahora en julio?
– Sí. Eso lo teníamos previsto. Por eso me extraña un poco que lo critique el independentismo porque en esta misma sala decidimos que no habría otra reunión hasta que no terminase la campaña en Galicia y el País Vasco, aunque es verdad que la fecha era otra (estaban convocadas el 5 de abril, pero tuvieron que aplazarse por la pandemia).
– Y en ese horizonte de búsqueda de soluciones para Cataluña, ¿qué papel pueden jugar las medidas de gracia que contempla la Constitución?
– Están ahí, son medidas regladas que contempla nuestra jurisdicción. Este debate se ha usado de una manera torticera en la política española y he percibido en determinados sectores más ánimo de venganza que de justicia. Y esto es contrario al espíritu constitucional y también a nuestra legalidad.
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– ¿Cuándo fue la última vez que habló con Felipe González?
– Nos intercambiamos unos mensajes hace unos días.
– ¿Le molestó que compararse el Gobierno de coalición con el camarote de los hermanos Marx?
– Bueno, eso habrá que preguntárselo a él. De verdad, yo estoy satisfecho con el Gobierno. Es la primera vez en la historia de la democracia que tenemos un Gobierno de coalición. Evidentemente no es monolítico, tiene sus propias sensibilidades y se ven. Pero creo que el pacto es sólido y tenemos muchas cosas que hacer durante los próximos cuatro años.
– ¿Qué pensó cuando supo que los informes de la CIA relacionaban a González con los GAL?
– La verdad es que no tuve mucho tiempo de leerlo. Estamos hablando de un caso ya juzgado por los tribunales. Algunos tratan de emborronar el legado de Felipe González, un legado de modernización de este país en un momento crítico como el que estamos viviendo ahora.
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– Hablando de tribunales, ¿le preocupa la causa relacionada con Pablo Iglesias y su exasesora? ¿Si es finalmente imputado debería echarse a un lado?
– Como presidente del Gobierno de España, no me corresponde valorar los temas judiciales. Lo que sí le digo es que este Gobierno respeta la independencia del poder judicial.
- Rebrote es la palabra más usada y temida estos días. Si la situación se descontrola, ¿volverá a aprobar el estado de alarma para combatir el virus?
– Es una figura constitucional y vivimos en un Estado social y democrático de derecho. Es una garantía que tenemos. Pero dicho esto. Las comunidades autónomas han mejorado y mucho sus capacidades sanitarias. Más allá de una responsabilidad colectiva debe haber una concienciación individual. No va a haber riesgo cero mientras no haya una vacuna. Me gustaría trasladar un mensaje de tranquilidad y de cierto optimismo. Tenemos que aprender a convivir con él y a perder el miedo a esta nueva normalidad. Volver a consumir para reactivar la economía, a nuestros anteriores hábitos.
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– Asegura que la subida de la presión fiscal es «inevitable», pero los empresarios no comparten su propuesta. ¿Subirán el IVA? ¿Asumirá la petición de Podemos de aprobar un impuesto a las grandes fortunas?
– ¿Cómo queremos salir de esta crisis: con un Estado de bienestar debilitado o más fortalecido? Es así de sencillo. Y si esto lo tenemos claro, hay que hablar de la reforma fiscal. A mi juicio es necesaria. España va a dar un salto de casi 25 puntos de deuda pública para financiar, por ejemplo, la liquidez de las empresas. Además, estamos haciendo moratorias a empresas, autónomos, colectivos vulnerables... Todo este esfuerzo para no dejar a nadie atrás obligará a resituar la posición del Estado cuando llegue la recuperación. Y aquellos agentes empresariales que ahora están recibiendo el arrope y ayuda del Estado deberán hacer un esfuerzo.
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– ¿Pero en qué se concretará?
– No se trata de subir esto o aquello. Primero, hay que lograr una estabilidad en los ingresos públicos. Segundo, una reforma fiscal cada vez más verde. Y tercero, que sea justa. Porque la percepción que tiene la ciudadanía es que aquellos que más tienen son los que menos aportan a las arcas públicas. Y ahí tendremos que hacer un esfuerzo.
– Hace ahora diez años, Zapatero compareció en el Congreso para anunciar una congelación de pensiones y la bajada del sueldo de los funcionarios. Usted era diputado del PSOE. ¿Descarta congelar las pensiones o bajar salarios? ¿Y si Bruselas lo exige a cambio de los nuevos fondos?
– Mucho se habla de la condicionalidad, de Europa... Me gustaría hacer un poco de pedagogía porque parece que España no aporta recursos a este fondo de recuperación. El 20% lo aporta Alemania, nosotros un 9% y Holanda el 6%. Cuando se habla de condicionalidad, precisamente, se habla de las reformas fiscales. ¿Es necesario hacerla? Sin duda. Quien diga lo contrario miente, como mintió Rajoy.
– Nadia Calviño se la juega la semana que viene en la votación para presidir el Eurogrupo. ¿No lograrlo supondría una decepción o un fracaso?
– Yo cuando salgo a disputar los partidos salgo a ganarlos y, además, tenemos a la mejor de las candidatas. Además, cuenta con apoyos transversales de Gobiernos tanto socialistas como conservadores. Y creo que para un Gobierno feminista como éste, que haya mujeres al frente de cargos de responsabilidad económica en un momento como el actual es una gran noticia, para España y para el feminismo.
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Pedro Sánchez tiene muy claro el manual de estilo que debe aplicar en Euskadi. Flores al PNV, aunque advierte de que no apoyarán un derecho a decidir que divida a los vascos, y no cerrarse la puerta a EH Bildu por si los números no cuadran. Al fin y al cabo tienen cinco escaños y el Gobierno apenas cuenta con 155 de los 350 del Congreso. La geometría variable era eso.
- La 'nueva normalidad' trae consigo unas elecciones autonómicas en el País Vasco. ¿Es partidario de mantener esa 'vieja normalidad' de los pactos institucionales entre el PNV y el PSE-EE?
- La transversalidad siempre ha sido buena en el País Vasco, cuando ha habido gobiernos no sólo basados en la identidad, sino también en la igualdad. Tener una izquierda de gobierno sólida, fuerte, es la mejor garantía de que la recuperación económica que tenemos que abordar se hará con las mayores garantías.
- ¿Le preocupa que la abstención se dispare como acaba de ocurrir en Francia?
- Absolutamente y por eso creo que hay que animar a la gente a ir a votar porque existen todas las garantías sanitarias.
- La reforma del Estatuto volverá a estar encima de la mesa esta legislatura y el PNV insiste en plantear el derecho a decidir e incluso la llamada «consulta habilitante». ¿Hasta dónde están dispuestos a llegar?
- El debate política después de la pandemia ha dejado varias lecciones encima de la mesa. Una de ellas es lo que hemos llamado la cogobernanza, que no es otra cosa que gobernar entre todos para todas las sensibilidades que puede tener una sociedad tan plural como es la vasca. Siempre vamos a estar en soluciones integradoras y no que dividan. Creo que las identidades vasca y española, catalana y española o andaluza y española son complementarias.
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- Entonces, sobre el derecho a decidir no cabe ningún acercamiento...
- Tanto el PSE como el PSOE hemos hablado mucho sobre esta cuestión y somos los únicos que hemos teorizado sobre ello. Creemos que la democracia no es binaria, no es un 'sí' o un 'no'. La democracia incorpora muchos más matices. Con el Covid lo hemos visto. Esta es una crisis que no atiende ni a fronteras, ni a ideologías ni a proyectos políticos. Principios que hemos ido asentando de manera muy urgente pero muy necesaria como es el de cogobierno tienen que salir reforzados.
- Quizá la única cosa que realmente preocupa al PNV es que algún día fructifique el llamado tripartito vasco de izquierdas con Bildu por el que tanto empuja Podemos. ¿Lo ve factible?
- Primero, nosotros salimos a ganar el 12 de julio. Segundo, la candidata del PSE claramente ha dicho cuál es su preferencia en la gobernabilidad tras las elecciones y tercero, la propia formación de Bildu ha dicho que 'no' a esta ecuación, con lo cual poco debate hay en torno a esta cuestión.
- Su pacto con EH Bildu en el Congreso para derogar la reforma laboral generó una fuerte polémica y enervó al PNV. ¿Hasta dónde pueden llegar los acuerdos con la izquierda abertzale?
- Desde el principio de la pandemia hemos defendido que ante una emergencia sanitaria de estas características o había unidad o muy difícilmente íbamos a poder hacer frente a un virus desconocido para la ciencia. Hemos tenido una actitud abierta, constructiva, porque sólo desde la unidad va a ser posible salvar vidas, empresas y empleos. Y en este contexto, vamos a hacer política y a pactar con aquellas formaciones que estén dispuestas a llegar a acuerdos con el Gobierno de España.
- ¿También con Bildu?
- Somos un Gobierno que tiene 155 escaños en un Parlamento muy fragmentado. Fíjese, lo llamativo de ese acuerdo es que era para prorrogar el estado de alarma. Es decir, para poner en marcha un instrumento que ha resultado eficaz para proteger la salud pública y salvar 450.000 vidas. Quien dio la espalda a esta responsabilidad de Estado fue el PP.
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- ¿Pero no le incomoda que la izquierda abertzale no condene el terrorismo de ETA?
- Cómo no me va a incomodar, sin duda alguna. ¡Faltaría más! Lo que pasa es que quienes eligen como se conforma el Parlamento no soy yo ni usted. Es el conjunto de la ciudadanía vasca y española, y hay que respetar la legitimidad que tienen todos esos grupos parlamentarios. Evidentemente, la discrepancia de fondo que yo tengo con esa formación política es clara. Soy secretario general de un partido que ha sufrido víctimas del terrorismo. Lo que pasa es que no lo suelo decir, como otros partidos. Porque parece que si no lo dices es que no te importa. Nosotros tenemos nuestra memoria y nuestras convicciones.
- Hablaba de esa minoría de 155 escaños, de esa necesidad de llegar a acuerdos. Entonces, en lo aritmético, EH Bildu es un actor político más para ustedes?
- Así es.
- ¿El PNV sigue siendo un socio estratégico esta legislatura?
- Sin duda.
- Pues el PNV ha sido muy crítico con las «tentaciones recentralizadoras» del Gobierno e incluso el lehendakari Urkullu ha asegurado que hubieran gestionado mejor la pandemia sin estado de alarma ni mando único.
- El Gobierno siempre ha mantenido una máxima: no entrar en ningún tipo de discrepancia ni de confrontación. Este Gobierno no ha sustraído ninguna competencia a las comunidades autónomas. Le pongo un ejemplo. El plan de desescalada, que se ha llevado a cabo de manera ejemplar, incorporó el 85% de las medidas que nos propusieron los gobiernos autonómicos. La 'nueva normalidad' la pactamos con las comunidades y los partidos. Hemos hecho un ejercicio de cogobernanza que jamás se había hecho en este país.
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- ¿Volvería a actuar igual?
- La conclusión es que el estado de alarma ha funcionado y que la cogobernanza es el camino. Hablar de egoísmos localistas que no se corresponden con la realidad me parece que es hacer un flaco favor a la ciudadanía, hacia la que debemos hacer un ejercicio de pedagogía para que sepan a qué nos estamos enfrentando.
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