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Ander Azpiroz
Madrid
Sábado, 28 de diciembre 2024, 17:49
Hace justo 20 años, el 29 de diciembre de 2004, el Boletín Oficial del Estado (BOE) publicaba la aprobación por las Cortes Generales y la sanción del jefe del Estado de la Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género. Impulsada ... por José Luis Rodríguez Zapatero en sus primeros meses de Gobierno y apoyada por unanimidad en el Congreso y el Senado, supuso una norma pionera en España y en también en buena parte del espacio internacional al establecer un salto de calado: que «la violencia de género no es un problema que afecte al ámbito privado. Al contrario, se manifiesta como el símbolo más brutal de la desigualdad existente en nuestra sociedad».
Con motivo de la efeméride, han sido varios los políticos en salir a la palestra para ensalzar el logro que supuso la ley, forjada con un consenso hoy a prueba tras la irrupción de un negacionismo, minoritario, de la singularidad que tiene la violencia ejercida contra las mujeres. Zapatero considera que marcó un antes y un después. «Ya hay una mayoría que ha enmendado, que ha refutado, que ha condenado y que se ha avergonzado históricamente del machismo», sostiene el expresidente socialista.
Pero las buenas palabras y el consenso que persiste en tiempos de polarización extrema no ocultan las lagunas que ha evidenciado tras de sí la aplicación de la ley. Tanto que todos los partidos, salvo Vox, coinciden en llamar a la unidad y abogan por renovar el pacto de Estado para combatir los feminicidios y el maltrato físico y psicológico. Los de Santiago Abascal, que reniegan del término violencia de género en favor del más genérico de violencia intrafamiliar, inciden en su preocupación sobre que las mujeres estén a salvo de cualquier tipo de agresión, pero a la vez amenazan con romper la unanimidad ante una futura reforma y han tratado de adoptar allí donde gobiernan, también con el PP, medidas llamadas a desandar parte de las ya establecidas.
En este periodo la norma ya ha sido objeto distintas modificaciones para incluir la agravante de género en casos de asesinato, nuevos tipos de acoso como el hostigamiento o el acecho, el matrimonio forzoso como delito, penar la divulgación no autorizada de imágenes privadas o la manipulación de las pulseras telemáticas para el control de los condenados.
Según los datos de Interior, desde 2004 han descendido un 29% los asesinatos por violencia de género. Este 2024, a falta de su cierre, han sido 45 las mujeres asesinadas . Entre las tareas pendientes figuran legislar en profundidad sobre la violencia vicaria, crear un sistema de alerta temprana de maltrato o la sensibilización en las escuelas. Tanto PSOE como PP se muestran dispuestos a caminar de la mano. Para la secretaria de Igualdad socialista, Pilar Bernabé, «es imprescindible renovar, porque hay nuevas violencias cada vez más sofisticadas ligadas al machismo». «Esta lucha no va de partidos, sino de avanzar unidos», zanjó la secretaria general del PP, Cuca Gamarra.
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