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El acuerdo alcanzado con Junts para salvar, de momento, la revalorización de las pensiones y otras medidas sociales del decreto ley ómnibus a cambio de que el Congreso debata si Pedro Sánchez debe o no someterse a una cuestión de confianza ha vuelto a dar ... cierto oxígeno al Gobierno, pero los socialistas evitaron ayer caer en una euforia que habría resultado extemporánea a tenor de los mensajes que sigue lanzando el partido de Carles Puigdemont.
El propio jefe del Ejecutivo se mostró cauto e martes en la comparecencia en la que explicó el resultado del último pulso con los posconvergentes y, a la pregunta de si ahora veía más allanado el camino para la presentación de unos Presupuestos que llevan ya cuatro meses de retraso, replicó con un cauto «partido a partido» que ayer replicaron, de una manera u otra, distintos ministros. «Paso a paso», dijo también la portavoz del Gobierno, Pilar Alegría.
La actitud que ahora muestran en la Moncloa respecto a este tema dista mucho de la que mantenían hace solo dos meses. A finales de noviembre, cuando tras otro episodio de negociaciones extenuantes contra reloj el Gobierno logró sacar adelante, aunque fuera hecha jirones, la reforma fiscal, se abrazó a la tesis de que si había logrado componer un rompecabezas tan complicado y con piezas 'a priori' tan difíciles de encajar como las que representaban las posiciones de PNV y Junts, por un lado, y las de sus socios de la izquierda, por otro, también lo harían con las Cuentas públicas.
La vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, trató de presentar ayer el vaso medio lleno y aseguró que no tira la toalla. «Siempre que hay un acuerdo se pone de manifiesto que tenemos posibilidad de seguir encontrándonos», dijo en La Sexta. Pero nadie se llama a engaño. El Ejecutivo retiró en septiembre la senda de estabilidad parlamentaria dos días antes de su votación por temor a que Junts, que ya la había tumbado en julio, volviera a hacerlo y en este tiempo no ha logrado avance alguno para volver a presentarla.
Sánchez ya trató de amortiguar desde Davos, la semana pasada, el golpe que supondría no aprobar los primeros Presupuestos el a legislatura. «Me siento muy cómodo con este», llegó a decir respecto al proyecto aprobado en 2023 por un Parlamento distinto del actual.
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