Cómo se elige la Mesa del Congreso

En primer lugar se forma la Mesa de Edad, que está presidida por el diputado de mayor edad y los dos más jóvenes, que actúan como secretarios. Este órgano provisional vela por el cumplimiento del Reglamento para la elección de la Mesa que está recogido en los artículos 36, 37 y 38.

Se trata de una elección lenta, que se realiza de manera secreta y en la que participan con sucesivas votaciones los 350 diputados, que por llamamiento individual, deben introducir su papeleta con el nombre del candidato elegido en una urna.

Para designar al presidente resultan imprescindibles los acuerdos previos entre los partidos. En primera votación será elegido quien logre una mayoría absoluta –176 escaños–. En caso de que no se alcance este número se realiza una segunda ronda entre los dos candidatos con más apoyos. En esta votación basta una mayoría simple. Los ocho miembros restantes se eligen en sendas votaciones, una para todas las vicepresidencias y otra para todas las secretarías.

Los cuatro candidatos con más apoyos acceden a los cargos. El orden lo determinan las papeletas obtenidas: vicepresidente o secretario primero, segundo, tercero y cuarto. En caso de empate, se vuelve a votar. Y si en transcurso de la legislatura se produce alguna vacante, se sigue el mismo procedimiento para escoger a los suplentes.

El presidente es el máximo representante del Congreso y la tercera autoridad del Estado tras el Rey y el presidente del Gobierno. Según el artículo 32 del Reglamento del Congreso, representa a la Cámara y hace cumplir su reglamento «interpretándolo en caso de duda y supliéndolo en caso de omisión», excepto que la resolución que pretenda dictar sea de carácter general, en cuyo caso necesita el apoyo del resto de la Mesa y de la Junta de Portavoces. También dirige los debates, ordena los pagos y convoca a la Mesa.

La composición de este órgano trata de ser una muestra de las Cortes, por lo que suele reflejar la representación obtenida por los grupos parlamentarios en el hemiciclo. Así, en nueve de las catorce legislaturas anteriores la presidencia ha recaído en el PSOE frente a cuatro del PPy una de UCD –dos, si se incluye la Legislatura Constituyente–.

Solo una vez la presidencia de la Mesa no recayó en el partido mayoritario. Fue en la XI Legislatura, la más corta del actual periodo democrático, cuando el Congreso no fue capaz de investir a un presidente del Gobierno y Patxi López (PSOE) fue durante seis meses la tercera máxima autoridad del Estado.

Los vicepresidentes sustituyen y cumplen las funciones del presidente en caso de ser necesario, mientras que los secretarios colaboran en el desarrollo de la actividad del Congreso como ayudar al presidente a mantener el orden, la corrección de las votaciones y autorizan las actas de las sesiones plenarias, de la Mesa y de los portavoces.

Al margen de la presidencia, la elección de los ocho miembros tampoco es baladí. Aquí la clave no es tanto si se trata de una vicepresidencia o una secretaría, sino cuántos sillones de esos ocho van para cada bloque.

Lo relevante es disponer de la mayoría en el órgano que decide sobre la admisión a trámite de las leyes y proposiciones que presentan los grupos y pueden ralentizar o acelerar las iniciativas parlamentarias. En la anterior legislatura la izquierda progresista de PSOE y Unidas Podemos consiguieron seis asientos, mientras que las derechas de PP y Vox se quedaron con tres.