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El pulso lanzado por Juan Lobato a Pedro Sánchez el martes ha durado finalmente un suspiro. El líder de los socialistas madrileños anunció este miércoles a última hora de la mañana su dimisión. Desde que el domingo ABC desvelara su decisión de registrar ante notario ... una conversación de Whatsapp que podía comprometer a La Moncloa en la investigación judicial sobre la filtración de datos privados del novio de Isabel Díaz Ayuso, había sido objeto de intensas criticas y presiones internas. En una carta a los militantes, justifica su renuncia como una decisión que permitirá frenar la «situación de enfrentamiento y división grave» en el seno de su federación, pero no evita un último dardo a la dirección del partido. «Yo no creo en la destrucción del adversario, en la aniquilación del que discrepa y del que piensa diferente: para mí –alega– la política es otra cosa».
Lobato, elegido como líder de la siempre convulso PSOE de Madrid en noviembre de 2021, llevaba meses en el punto de mira de Ferraz. Aunque nunca lo había reconocido abiertamente, Sánchez había dado muestras de su intención de sustituirlo en las primarias previstas para principios del próximo año, una vez celebrado el 41º congreso federal este fin de semana en Sevilla. Este mismo martes, después de que el joven barón compareciera en la Asamblea para trasladar su intención de hacer frente a lo que presentó como «linchamiento» de sus propios correligionarios, fuentes de la dirección del partido ya confirmaban a Óscar López, exjefe de gabinete de Sánchez y ministro de Transición Digital, como candidato alternativo.
La estrategia de oposición desarrollada por Lobato, al que en las últimas horas habían abandonado incluso algunos de sus más firmes apoyos, nunca fue compartida por La Moncloa. Sus críticos consideraban que ni estaba suficientemente a la izquierda ni era suficientemente combativo con la presidenta de la Comunidad de Madrid, bestia negra del Ejecutivo. En su despedida, él se reivindica. «Recuperar el respeto y la educación en la política ha sido esencial para mí estos tres años (...). Sin duda mi forma de hacer política no es igual ni quizá en ocasiones compatible con la que una mayoría de la dirigencia actual de mi partido tiene», concluye.
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Ya el lunes, muchos en el PSOE se referían a él como un «muerto viviente». Públicamente, Ferraz se lavó las manos y dejó que fueran los secretarios generales de distintas agrupaciones madrileñas los que hicieran el trabajo de zapa, pero no es casual que tanto la portavoz socialista en el Ayuntamiento, la exministra Reyes Maroto, como el delegado del Gobierno y antiguo secretario general de Presidencia, Fran Martín, le exigieran dar explicaciones por sus «graves y delicadas decisiones». Lo que otros han tildado de deslealtad.
Una vez más, y ya será la cuarta desde 2007, el PSOE-M estará dirigido, presumiblemente desde este jueves, por una gestora designada por la dirección federal. Lobato –al que este miércoles solo defendió otro líder autonómico sentenciado por Ferraz, el castellanoleonés Luis Tudanca– no encabezará, como durante las últimas 48 horas le habían exigido sus detractores, la delegación de su federación en un congreso ideado para escenificar el liderazgo indubitado de Sánchez en un contexto político muy complejo. Pero lo que sí sigue en pie es su declaración como testigo ante el juez que investiga al fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, por revelación de secretos (los datos privados de la pareja de Isabel Díaz Ayuso) el mismo viernes en el que comenzará el cónclave en la capital sevillana.
En la conversación que registró ante notario a principios de noviembre, pero que tuvo lugar en marzo, la jefa de gabinete de Óscar López en La Moncloa, Pilar Sánchez Acera, le instaba a utilizar en la sesión de control en la Asamblea regional un correo electrónico del abogado de Alberto Gómez Amador en el que el novio de la presidenta de la Comunidad de Madrid proponía un pacto de conformidad a la Fiscalía por el que reconocía haber cometido fraude fiscal. Sánchez Acera, que es también secretaria de Política Institucional del PSOE-M, llegó a enviarle una foto del documento que, hasta entonces, no se había publicado de manera íntegra en ningún medio de comunicación. Horas después, lo colgaría en su web El Plural, dirigido por la exdirectora de coordinación informativa en los Gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero, Ángélica Rubio, recién nombrada consejera de RTVE.
En el Gobierno aseguran no albergar «absolutamente ningún temor» a lo que pueda encontrar el juez instructor, Ángel Hurtado, pero toda la atención de los propios socialistas estará puesta inevitablemente en ese testimonio y sus eventuales derivadas judiciales. Lobato puede entrar como testigo y salir como investigado y esa condición pueden acabar teniendo también Sánchez Acera y su ahora jefe en el Ministerio de Transición Digital.
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