El PP evita el choque con el Gobierno por el decreto anticrisis y descarta ya votar 'no'

Lo que haría virar a los populares de la abstención al 'sí' sería, enumeró Bravo, la inclusión de alguna de estas iniciativas: el abono del cheque de 200 euros a través de una devolución vía IRPF para que sea más eficaz y llegue a más hogares de clases medias y bajas; que la bonificación del combustible, ahora acotada a los profesionales del transporte, alcance a las rentas medias y bajas; que la rebaja del IVA a los alimentos se extienda a la carne, al pescado y a las conservas; la deflactación del IRPF para rentas por debajo de los 40.000 euros; y, además, la eliminación del impuesto al plástico, que critican porque se trasladará al cliente dejando sin efecto la bajada del IVA.

Aceptar la propuesta implicaría la tramitación del decreto como proyecto de ley. Bravo justificó la posición de su partido en que las medidas del Ejecutivo son las ideadas por el PP, pero que el «Gobierno copió tarde» y de forma «incompleta», lo que las deja «cortas». El presidente del PP, Alberto Núñez-Feijóo, cifró en una entrevista en este periódico en 1.000 millones el coste para los ciudadanos de ese retraso.

La abstención del PP terminará de facilitar que salga adelante el decreto del Ejecutivo. El PP ya optó por esta posición en la votación del segundo paquete anticrisis de Moncloa, el pasado julio. Aunque en esa fecha no desveló el sentido de su voto hasta el final. Los argumentos entonces fueron similares: el plan era «insuficiente e incompleto», pero valoraba que contuviera iniciativas demandas por los populares, como la rebaja adicional del IVA de la electricidad -del 10% al 5%-, así como ayudas directas a diferentes colectivos. Feijóo se estrenó al frente de su partido con su decisión a finales de abril de 2022 de votar en contra del primer paquete del Gobierno para contrarrestar los efectos de la guerra de Ucrania; lo hizo en un pleno al límite en el que Sánchez sacó adelante su plan con EH Bildu.

El PP tiende ahora de nuevo la mano al Gobierno, pero sin ahorrarle críticas. Le achaca, para empezar y comparando el bono cultural para jóvenes de 400 euros con la nueva ayuda para familias de 200, que no tiene «un criterio lógico» y que «ha perdido el norte hasta en las medidas más electoralistas». También le recrimina la mala gestión de sus iniciativas, con el discreto alcance de ese bono joven, el bono térmico, el Ingreso Mínimo Vital o las nuevas becas. «El problema no son los anuncios, sino su gestión», afirmó Bravo.

Además, en el primer día en que se pudo comprobar la bajada del IVA en los tiques del supermercado, Bravo recriminó a Moncloa que no agradezca a las comunidades los esfuerzos presupuestarios que las medidas implican: así, subrayó, un 50% del coste de las rebajas tributarias recae en las arcas autonómicas.

El PP, además, sigue con su reproche de fondo a la situación económica: los últimos datos de IPC «no son para sacar pecho», a juicio de Bravo, que niega además que España esté creciendo. Y usó el cese de altos cargos en Industria antes de Navidad como munición para cargar contra la gestión gubernamental de los fondos europeos de la que, sostuvo, debería haber asumido responsabilidades la propia ministra. Una Reyes Maroto, «a tiempo parcial» en esa cartera, lanzó Bravo, recordando su candidatura al Ayuntamiento de Madrid.