En el Partido Popular se respira nostalgia de bipartidismo. La irrupción de Ciudadanos y Vox en el tablero político desmonopolizó el espacio del centroderecha que ahora Pablo Casado aspira a recuperar tras la convención nacional de su partido. Una serie de actos itinerantes a lo ... largo de toda la semana en distintas ciudades y que este lunes se inauguró en Santiago de Compostela junto a Mariano Rajoy, el último presidente del Gobierno que pudo concluir una legislatura con mayoría absoluta (2011-2015). Este ofreció un consejo claro a su sucesor, mantenerse alejado de «populismos» que a su juicio representan los de Santiago Abascal y Unidas Podemos, y volcarse en la economía.
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El expresidente pidió al PP que reivindique las reformas que emprendió durante sus gobiernos y cargó contra los «partidos que creen que lo van a arreglar todo en un cuarto de hora». Entre ellos, y en una mención poco velada a Vox, criticando a quienes consideran que hay «demasiada inmigración». La receta que Rajoy propone a Casado es la de «evitar las tentaciones del multipartidismo» y centrarse en le economía. También le reclamó que reforme las pensiones si llega a Moncloa, «aunque te monten luego dos huelgas generales como a mí».
Una suerte de doctrina tecnócrata sin ideología. «Para hacer una buena política económica hay que olvidarse de los eslóganes, la demagogia y el sectarismo», zanjó Rajoy, que recordó que a él le tocó «nacionalizar bancos y subir impuestos, algo que no llevábamos en el programa».
Mariano Rajoy - Expresidente del Gobierno. «Para hacer una buena política económica hay que olvidarse de los eslóganes, la demagogia y el sectarismo»
Pablo Casado - Presidente del Partido Popular. «Parece un 'déjà vu' vera Calviño mentir sobre las previsiones del INE. Nos hace recordar lo que ya hizo Pedro Solbes»
Pero cumplir la recomendación no será sencilla. La lectura que Casado y la dirección del PPhicieron de la fulgurante victoria de Isabel Díaz Ayuso en Madrid en mayo fue la de proclamarse como única alternativa al Gobierno por la vía de absorber a Ciudadanos y recuperar el espacio perdido por Vox. Sin embargo, ese primer impulso parece haberse frenado y las encuestas no auguran que los populares vayan a poder gobernar en solitario.
Lo que si pareció haber cambiado, al menos en público, son las diferencias entre Casado y Rajoy, que este lunes dejaron a un lado. El actual presidente de los populares ha intentado borrar el rastro de marianismo que quedaba en el partido y no comparte algunos planteamientos de su predecesor. También sorprendió en febrero, en el contexto de la campaña de las elecciones catalanas, por criticar la actuación del entonces presidente del Gobierno durante la celebración del referéndum ilegal del 1-O. Especialmente por las cargas policiales.
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Este lunes, en cambio, alabó la gestión de Rajoy durante sus dos mandatos y le llegó a responsabilizar del, en sus palabras,«segundo milagro económico español». Halagos que Casado recibió de vuelta.
Rajoy también comparó la crisis a la que se tuvo que enfrentar durante sus dos mandatos con la que le ha tocado encarar ahora al Gobierno de Pedro Sánchez. «Ahora es más fácil salir de la crisis» porque, defendió, «las instituciones europeas no son las de entonces y el Gobierno actual cuenta con varios años de antelación en los que se han saneado la economía. La situación bancaria es mucho mejor». Aunque lanzó una advertencia: «Esta crisis no es la misma de antes, pero hay que tomársela en serio».
En el acto también intervinieron el presidente de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, que mantuvo un coloquio con el vicepresidente de la Comisión Europea, Margaritis Schinas. La convención se clausurará el fin de semana en Valencia. En cada parada –Valladolid, Madrid, Sevilla, Cartagena– Casado estará acompañado por el presidente autonómico de turno, menos en Madrid. Ayuso se encuentra en Estados Unidos pero espera asistir a la clausura.
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RAMÓN GORRIARÁN | Madrid
Tras semanas de sobresaltos, la dirección del PP respira tranquila una vez encauzada la polémica con la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso. Con las aguas en apariencia tranquilas, en la calle Génova de Madrid se espera que el corolario de la convención nacional en Valencia, con la mesa redonda de los gobernantes autonómicos y la clausura en la plaza de toros, sea un un paseo triunfal para Pablo Casado sin incidentes.
Díaz Ayuso, de viaje por Estados Unidos desde el sábado, mantiene su candidatura a liderar a los populares madrileños, pero acepta los tiempos marcados por la dirección del partido para que el congreso regional se celebre en la próxima primavera, y no «antes» como había reclamado con insistencia. Aspirar a presidir el PP de Madrid «no es plantar cara» a Pablo Casado, es «hacer las cosas con normalidad», además «es una ilusión que tengo desde hace muchísimo tiempo», precisó Ayuso en Antena 3. A pesar de sus buenas palabras, el simple hecho de anunciar su candidatura desató una tormenta interna en el PP de difícil explicación ante el momento dulce que vivía el partido.
La dirección nacional manejaba la idea de separar el liderazgo orgánico del Gobierno autonómico, pero se ha replanteado sus planes en vista de la firmeza de Ayuso y el poderoso apoyo con el que cuenta.
A cambio, se asegura de que, en principio y si no ocurre nada en esta semana, la convención nacional en la que llevan meses trabajando en la calle Génova tendrá un colofón a mayor gloria de Casado. Subsiste, sin embargo, la inquietud por el acto en la plaza de toros porque si se concentran los 8.000 fieles que acudían en los mejores tiempos del PP se corre el riesgo de que Ayuso compita con Casado por el fervor popular. Los militantes y simpatizantes, a diferencia de los cuadros del partido que acudirán a la convención, son «incontrolables», confiesa uno de los dirigentes que están en la sala de máquinas de la organización.
Ayuso, entretanto, comenzó en Nueva York su gira, y en su primer acto llevó a Estados Unidos su cruzada anticomunista. «El indigenismo -denunció- es el nuevo comunismo» de América Latina. Señaló que está en marcha «una revisión maniquea de la historia» que busca alimentar «una nueva leyenda negra» para «dinamitar el legado español» en América, que es, a su entender, uno de «los mayores hitos de la historia».
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