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David Guadilla
Domingo, 24 de septiembre 2023, 00:00
EH Bildu busca elevar la presión sobre el PNV y marcar el debate territorial para los próximos meses y con las elecciones autonómicas del año que viene en el horizonte. La coalición liderada por la izquierda abertzale quiere recuperar el pulso en una cuestión que ... en cierta medida había esquinado para centrarse en reforzar su discurso social. La formación soberanista trabaja para sentar las bases de un pacto que define como «histórico» y que bebe de experiencias como Lizarra o Loyola. Un acuerdo sobre autogobierno que primero tendrían que cerrar el PNV y EH Bildu para luego trasladar a Madrid de forma conjunta.
La oferta llega cinco años después de que las dos formaciones abertzales pactasen en el Parlamento el preámbulo de lo que tendría que ser el nuevo Estatuto de Gernika. Fue un texto avalado por Joseba Egibar al que Sabin Etxea dejó hacer a pesar de que su contenido no convencía ni a la mayoría del EBB ni a Iñigo Urkullu, que insistía en la necesidad de un consenso «transversal».
Aquellas bases comunes tenían un claro componente soberanista, defendían sin tapujos la posibilidad de convocar un referéndum de autodeterminación y diferenciaban entre ciudadanía y nacionalidad. El documento mantenía el espíritu del plan Ibarretxe y la mayoría de los juristas consideró que tendría el mismo futuro que la propuesta del exlehendakari porque muchas de las cuestiones que planteaba no tenían encaje legal.
Al final quedó aparcado porque el PNV maniobró para tratar de alcanzar un acuerdo con el PSE y Elkarrekin Podemos-IU, un acercamiento que también está en vía muerta. De hecho, la ponencia de autogobierno lleva en dique seco desde principios de 2020. La pandemia y las pocas ganas de seguir abordando un debate que estaba desgastando a todo el mundo fueron claves para su paralización.
Pero tres años después, el contexto político es muy diferente. En el plano simbólico, se acaban de cumplir 25 años de Lizarra, el pacto que escenificó de forma más clara la unidad nacionalista. Y en el político, tanto el PNV como EH Bildu insisten en que siPedro Sánchez sigue en la Moncloa deberá abrirse un «debate territorial» que deberá estar centrado en el reconocimiento «nacional» de Euskadi. La pregunta es cómo lo quieren hacer.
El espíritu de la iniciativa se impregna de otros acuerdos como la propia Lizarra –donde también participaron sindicatos y colectivos sociales–, el plan Ibarretxe o incluso las negociaciones de Loyola, desarrolladas en el otoño de 2006 entre el PNV, PSE y la izquierda abertzale en el contexto de la tregua decretada ese año por ETA y que saltó por los aires con el atentado de la T-4 de Barajas.
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