Rincón de historia y tradición rosquillera en Fuentes de Valdepero

Fuentes de Valdepero, a diferencia de otros asentamientos que existieron en su territorio y que desaparecieron, ha logrado perdurar en el tiempo. Esta localidad palentina cuenta con unos restos hallados en el Pago de Fuente Amarga que podrían remontarse al Paleolítico Inferior y Medio, lo que sugiere que existe presencia humana en este lugar desde hace, al menos, 125.000 años.

Además, en la época romana, concretamente en el siglo I a. C., se estableció un asentamiento en el Cerro de la Miranda, cuya existencia ha sido confirmada por el descubrimiento del Tesoro de Miranda y otros vestigios arqueológicos hallados en el área.

Fuentes de Valdepero es consciente de todos los tesoros que sus calles albergan. Es por eso que el Museo de Fuentes Vacceos tiene como objetivo reunir todos los vestigios de esta época en un mismo lugar. Entre las piezas más destacables de su inventario se encuentran las reproducciones de dos brazaletes y un torque vacceo.

Este museo es una forma de que el pueblo recupere, simbólicamente, parte de su historia, ya que las piezas originales descubiertas en 1955 por un labrador local y pertenecientes al Tesoro de la Miranda, se conservan actualmente en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid.

El museo 'El Tesoro' no solo exhibe piezas de orfebrería con un innegable valor histórico, sino que también recoge objetos con un gran significado para los vecinos de Fuentes de Valdepero. Entre estos objetos se pueden encontrar las pertenencias de Rosario Calzada, principal benefactora del museo.

Pero eso no es todo. La historia local, desde la época prerromana hasta la Reconquista, ha dejado un legado significativo, reflejado en su castillo restaurado, y que ha sido y es emblema del pueblo. Así como su Ermita de San Pedro, un templo conocido por su devoción a la Virgen del Consuelo que alberga esculturas de Luis Alonso, discípulo de Victorio Macho.

Toda esta historia ha calado hondo en sus vecinos, convirtiendo a Fuentes de Valdepero en un pueblo de fuertes tradiciones. Una de estas son las rosquillas de anís, una ronda folclórica casi perdida en la que los mozos recorrían las calles entonando delicadas canciones a las mozas del pueblo. Las cuadrillas de mozos rondaban las casas de las mozas cantando coplillas inventadas, pero siempre con el mismo ritmo, con la intención de que estas les ofrecieran rosquillas, huevos, bebidas o dinero con el que comer en la casa del mozo de turno o se realizaba un sorteo.

Este recuerdo se conserva en aquellas recetas, que aunque todas seguían las mismas directrices, cada casa tenía su secreto a la hora de prepararlas.

• Temas
• historia
• Fuentes de Valdepero