Canal Motor
Domingo, 16 de junio 2024, 09:00
Una de las características que diferencian a un coche eléctrico de uno de combustión es el peso, debido a sus baterías, lo que supone un importante aumento de carga para los neumáticos. Esta mayor carga genera una mayor inercia debido al aumento de la masa en movimiento, lo que implica una mayor distancia de frenado. Así que se debe poner especial atención en el agarre del neumático ya que será mayor que en uno de combustión.
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Ese agarre también desempeña un papel fundamental en la mayor aceleración que posee este tipo de coches, debido a que su par motor al completo se deriva a las ruedas de una forma prácticamente instantánea. Por supuesto, y según la DGT, una mayor carga y un mejor agarre implican que su estructura deba ser reforzada considerablemente para aguantar toda esta demanda. Además, también el compuesto de la goma es diferente, para proporcionar la máxima robustez.
La ausencia de ruido al circular en un vehículo eléctrico se convierte en otro problema añadido para los fabricantes de los neumáticos dirigidos a estos coches. Y es que el 70% del sonido generado por un automóvil eléctrico procede de la rodadura y no del motor. Asimismo, los fabricantes trabajan en compuestos y dibujos de neumáticos lo más silenciosos posibles, para intentar no contribuir al aumento de ruido cuando un eléctrico circula y que, a bordo, la experiencia de conducción siga siendo todo lo agradable y silenciosa que un vehículo de este tipo puede proporcionar.
Los neumáticos para coches eléctricos también cuentan con una tecnología mucho más avanzada en su construcción, por todo lo expuesto anteriormente. Para empezar, se intenta ahorrar en su peso, con diversas formas de aligeramiento. Y de cara a aumentar su rigidez, cuentan con una carcasa de doble capa, frente a la de simple capa que suelen montar los coches de combustión.
Y es que la realidad es que en los vehículos eléctricos se desgastan más rápido debido al mayor peso del coche, según recoge la DGT. De media, el incremento de peso de un coche 100% eléctrico es de un 30% más respecto a uno de combustión. Sólo las baterías de este tipo de vehículos rondan los 400 kilos. Por ejemplo, el Porsche «Taycan Turbo S», con 761 CV y 1.050 Nm de par motor, acelera de 0 a 100 km/h en menos de tres segundos, en concreto 2,8. Es decir, en este tiempo, los cuatro neumáticos deben soportar el paso de sus casi 2.300 kilos desde parado a circular a 100 km/h. Y esto supone, además de un tremendo esfuerzo, que las ruedas necesitan un agarre superior al de un neumático normal y un refuerzo en su estructura para poder soportar esta aceleración instantánea.
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