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N. Soage
Viernes, 6 de enero 2023, 01:01
El gas licuado del petróleo (GLP) o autogás se ha convertido en una alternativa 'limpia' a la gasolina y el diésel. Con estos últimos combustibles, mediante una sencilla conversión, es posible conseguir la etiqueta Eco de la DGT y así 'sortear' las limitaciones que han ... entrado en vigor el 1 de enero de 2023 con las Zonas de Bajas Emisiones (ZB).
En primer lugar, se debe saber que no cualquier vehículo se puede convertir a gas y lucir dicha pegatina. «El Ministerio limita esta transformación a los modelos de gasolina que cumplan la norma Euro 4 y que estén matriculados a partir del año 2006, y diésel Euro 6, matriculados a partir de los años 2016-2017», puntualiza Javier Navarro, presidente de Astrave, Asociación de Transformadores de Vehículos.
«La transformación -se instala un 'kit' de GLP: depósito, inyectores de gas y boquerel- se debe realizar en un taller especializado y debidamente homologado en este tipo de conversiones para que el cliente se asegure de que se cumplen todas las normas de calidad y seguridad que tiene que tener un vehículo transformado a la hora de pasar la ITV», explica Navarro. Además, serán los que ofrezcan una garantía de dos años ó 100.000 kilómetros tanto por la mano de obra como por el equipamiento.
Posteriormente, tanto el propio taller como el cliente puede pasar la ITV para su homologación, en la que «se necesitarán tres certificados: el de taller, conforme la transformación se ha realizado correctamente; un certificado de estanqueidad, donde el taller se responsabiliza y certifica que el circuito es estanco y no tiene ninguna fuga; y el emitido por un laboratorio homologado por el Ministerio», añade.
Por lo tanto, en la ficha técnica que entregan al final de la ITV ya será un vehículo oficialmente propulsado con autogás. Estos datos ya se cruzan con la DGT, y ya se puede solicitar la etiqueta Eco en cualquier oficina del organismo, Correos y gestorías con un precio de 5 euros.
La transformación tiene un coste más elevado. «El precio en un modelo gasolina de cuatro cilindros e inyección indirecta, impuestos incluidos y homologación, ronda los 1.500 euros -con un precio máximo de hasta 2.300 euros en el caso de motores mayores como de 6 y 8 cilindros-.
En el caso del diésel el rango es más alto, de entre 1.900 y 2.500 euros, ya que la gestión y el desarrollo en este tipo de motorizaciones son más difíciles», señala Navarro, al tiempo que concluye que «en un modelo de gasolina, en 20.000 kilómetros ya se ha amortizado la inversión ya que esta conversión conlleva un ahorro de hasta un 40% en combustible».
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