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U. Mezcua
Viernes, 12 de febrero 2021, 10:45
Por ahora, la autonomía es el gran freno de los coches eléctricos. Mazda, consciente de ello, ha hecho de la necesidad virtud y ha concebido su primer eléctrico, el MX-30, directamente como un segundo coche de enfoque urbano. Un cometido en el que se ... desempeña de forma soberbia, gracias a unas dimensiones contenidas, una buena visibilidad para el conductor, y una buena dosis de practicidad.
Presentado en el Salón del Automóvil de Tokio de 2019, fue el lanzamiento con el que la marca de Hiroshima quiso personalizar su centenario. De ahí guiños como la nomenclatura (la gama MX solo la comparte con el biplaza MX-5 y con los coupés MX-3 y MX-6, históricos ejemplos de motor rotativo) pero también el uso del corcho para recubrir algunas superficies interiores, especialmente en el árbol central. El hoy fabricante automovilístico nació en 1920 precisamente como productor de este material.
La autonomía, en torno a 200 kilómetros, hace difícil viajar con él para largas distancias -aunqe admite carga rápida a través de la toma europea CCS; en estaciones como Ionity reposta en torno a un 1% por minuto-, pero lo cierto es que el MX-30 resulta perfecto para prácticamente todo lo demás. Sus dimensiones, idénticas a las del CX-30, permiten moverse con agilidad en entornos urbanos, a lo que contribuye también una posición de conducción óptima, algo sobreelevada.
De otro lado, sus puertas «freestyle» o de apertura inversa, un homenaje al MX-5, resultan prácticas para el uso diario, facilitan el acceso a las plazas traseras sin que sea necesario reclinar el asiento (salvo que el pasajero trasero sea corpulento) y encajan perfectamente, sin que se perciba que sean endebles o den sensación de inseguridad.
En la primera toma de contacto, nos pareció que la sensación dominante a sus mandos era la de confort. Algo que podemos confirmar tras realizar unos 200 kilómetros durante una semana, la mayoría de ellos en ciudad o sus cercanías. No hay tirones o aceleraciones excesivas. Y el aplomo es notable, gracias por un lado al peso extra de las baterías, repartido por el chasis, que le dota de un gran aplomo, pero también al excelente desempeño del reparto vectorial de par sobre las cuatro ruedas G-Vectoring Control+ de Mazda.
Todo es fluido, incluso aunque se acelere al máximo, sin sobresaltos, aunque eso no impide ser, por ejemplo, el más rápido al salir de un semáforo, gracias a la aceleración instantánea de los vehículos eléctricos. El consumo, de unos 16.5 kWh, es bastante contenido, más bajo del que hicimos en verano (durante un día de intenso calor, lo que elevó la media hasta los 19 kWh) durante una primera toma de contacto. Y no se puede alternar entre distintos modos de conducción, aunque dos palancas en el árbol de dirección -que en un coche térmico servirían para ajustar el cambio- permiten alternar entre cuatro distintos niveles de retención del acelerador, todos ellos también bastante suaves -lejos de permitir lo que otras marcas denominan «pedal único», esto es, un nivel de retención tal que no haga falta recurrir al freno para detener el coche.
El corcho, un material inédito en el interior de un automóvil, pasa bien la prueba del tacto y la resistencia, y a la espera de conocer cómo evoluciona su estado a largo plazo, no parece endeble. También hay material ecológico en los paneles de las puertas, de color gris, duro al tacto pero igualmente de apariencia resistente. Se alterna con cuero sintético y, en nuestra unidad, equipada con el nivel de acabado 100 Anniversary, una tela de color gris en los asientos.
Para minimizar el impacto de la climatización sobre la autonomía, que es elevado, Mazda ha incorporado tanto asientos calefactados como un volante calefactado, lo que evita activar la climatización en la mayoría de situaciones, reduce el consumo y, por tanto, maximiza la autonomía.
Curiosamente en Mazda, la gestión de la climatización es a través de una segunda pantalla táctil, y no mediante mandos físicos, aunque al menos la gestión es intuitiva y, al emplear una segunda pantalla, no hace falta perder de vista la navegación. La única gran pega de esta configuración es que no se puede dejar el móvil a la vista para, por ejemplo, llevar una aplicación de navegación externa -como Waze-, para suplir el desempeño del navegador integrado, (algo mejorable, como el gestor de órdenes por voz, si quiere competir con los que ya equipan Audi, Mercedes o BMW).
- Motor: eléctrico de 145CV
- Dimensiones (m) : 4,39 / 1,79 / 1,55
- Aceleración 0-100 : 9,7 s
- Consumo homologado : 19 kWh / 100 km
- Maletero : 366 litros
- Precio : desde 33.165 euros (antes de ayudas)
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