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Karam el Shenawy
Madrid
Jueves, 13 de agosto 2020, 12:33
Hace algo más de una década MINI sorprendió a todos poniendo en liza más de medio millar de unidades de un Mini E que jamás llegó a comercializar, pero que sirvió de laboratorio para que el Grupo BMW lanzase poco tiempo después ... el BMW i3. Aquel experimento con chispa también abrió el camino de la inglesa para que, años más tarde, presentara su primer híbrido enchufable, el Countryman Cooper SE el cual se ha convertido en la versión más vendida del todocamino.
Como vemos, una estrategia eléctrica que ahora llega a su punto más álgido con este Mini Cooper SE que protagoniza estas líneas y que se convierte, ahora sí, en el primer coche 100% eléctrico de la firma inglesa en ser comercializado que además entra a formar parte de esa nueva estirpe de eléctricos que ronda los 200 kilómetros y cuesta entorno a los 35.000 €. Una hornada que está formada, entre otros, por los Honda e, Mazda MX-30 o el propio BMW i3.
Motor Eléctrico, síncrono de imanes permanentes
Consumo 15,5 kWh/100 km
Largo/ancho/alto 3.845/1.727/1.432 mm
Maletero 211 litros
Precio Desde 33.390 euros
La diferencia de este Cooper SE respecto a estos rivales más directos (también existen otros como el Opel Corsa-e o el Peugeot e-208 aunque se desmarcan con precios algo más bajos y con autonomías más extensas) es que no es un coche que haya sido desarrollado para ser eléctrico, sino que es una transformación del MINI que lleva a la venta desde hace algo más de cuatro años.
Un modelo al que se le han extraído los componentes mecánicos para ser sustituidos por los relativos al sistema eléctrico (motor, baterías…).Una operación precisa en la que afortunadamente no se ha modificado ni un ápice sus dimensiones, diseño o habitabilidad. Tal es así que hay que ser muy ávido para diferenciar, al menos externamente, a este Cooper SE del resto de sus hermanos de combustión.
Si bien en función del acabado se incorporan elementos de diseño exclusivos como las llantas, las pinturas o los vinilos, lo que realmente define al Cooper SE son la parrilla frontal cerrada, la ausencia de escapes en la parte posterior y los logos E en amarillo eléctrico situados tanto en el portón como en la calandra. Mismo tono que también está presente en las llantas o en los retrovisores.
En el habitáculo los cambios serían menores de no ser por el inédito cuadro de instrumentos digital que estrena. De forma ovalada tiene 5,5 pulgadas y aunque no se puede personalizar como el de otros fabricantes, muestra de una manera clara y concisa los datos relativos al sistema eléctrico.
En el centro se mantiene la pantalla de 6,5 pulgadas que, en las versiones más altas como la nuestra puede aumentar a las 8,8 pulgadas. Obviamente añade menús específicos a la conducción eléctrica y su manejo se realiza tanto de táctil como a través del iDrive central. Se respira un ambiente retro determinado por el dial de color circular central o los comandos a modo de pulsador aeronáutico del centro. El conmutador de arranque se tiñe de amarillo mientras que a su lado aparece aquel que nos permite variar la intensidad del sistema de retención de la frenada.
Si hablamos de habitabilidad, poco que añadir pues la colocación del entramado eléctrico, en concreto de sus baterías situadas en bajo el piso, le permiten mantener tanto el mismo espacio para los ocupantes traseros (solo se comercializa con carrocería de tres puertas por cierto) como el volumen del maletero, cifrado en 211 litros. Capacidad en la que se incluye un práctico doble fondo compartimentado para guardar los cables de carga.
Al igual que ocurre con su apariencia, el comportamiento de este Cooper SE no dista en exceso del de otro MINI. En marcha se le nota igual de nervioso y duro que el resto de hermanos. La dirección es precisa (gira al primer golpe de volante), las suspensiones son firmes (que no incómodas) y los 184 CV que genera su motor eléctrico le aportan ese toque deportivo que encandila a todo el que prueba un MINI. Junto a dicha cifra se suman los 270 Nm de par que surgen de manera inmediata con los que seremos los primeros en salir de los semáforos, alcanzar los 100 km/h desde parado en 7,3 segundos y llegar a los 150 km/h de punta.
Un rendimiento que varía muchísimo en función del programa que llevemos activado en ese momento. A escoger entre cuatro: Green+, Green, Mid y Sport, con el último desataremos todo el potencial del Cooper SE, con el Mid nos ofrecerá un rendimiento equilibrado y con los dos primeros se optimiza tanto la autonomía como la batería.
Variables, autonomía y batería, de las que no podemos olvidarnos. Yendo a las cifras oficiales, con los 32,6 kWh de capacidad de sus celdas (28,9 kWh netas) MINI nos habla de una autonomía homologada de 230 kilómetros. Cifra que en la práctica será muy complicada de conseguir si no tocamos la ciudad, circulamos durante buena parte del tiempo con el modo Green+ activado (limita potencia y apaga climatizador) y hacemos un uso intensivo del nivel 2 de regeneración, el mismo que nos permitirá realizar la conducción a un solo pedal. Es factible alcanzar los 200 kilómetros de recorrido siempre que seamos cuidadosos con el acelerador y que nuestro consumo medio no supere los 13 kWh/100 km (homologa 15,5).
Ahora bien, a poco que circulemos despreocupados, que activemos el modo Sport para aumentar el divertimento y que nuestro recorrido discurra por mucha autovía o autopista, la autonomía máxima que lograremos será de entre 150 y 160 kilómetros, con un gasto medio que rondará los 19 kWh/100 km y con la preocupación de pensar que a lo mejor no llegamos al destino con la carga suficiente.
Porque aquí entra la otra variable, la de la carga. En una toma doméstica invertimos cerca de 12 horas para pasar del 30 al 100% aunque MINI nos asegura que si contamos con un enchufe con 3 kW podremos llenarla desde vacío en menos de 10 horas. Si aumentamos la potencia y lo conectamos a un wallbox de hasta 11 kW el tiempo de espera será de solo 2 horas mientras que en el caso de conectarlo a una toma rápida de 50 kW solo harán falta 35 minutos para obtener el 80% de la misma.
Tras la semana de pruebas con el Mini Cooper SE la conclusión que nos queda es que MINI ya tiene su primer eléctrico, pero este es diferente al resto. Por su autonomía posee esa concepción de coche urbano pero por rendimiento y comportamiento está más próximo a un coche de carreras (¿te suena de algo? Es la definición propia de un MINI).
Su gama se estructura en cuatro niveles de acabado S, M, L y XL y aunque cada uno es personalizable la diferencia frente a los MINI de combustión es que no ha opción de mejorar el equipamiento sino que este está cerrado. Los precios parten de los 33.950 € del más barato y llega hasta los 41.000 € del más caro (nuestra unidad).
Diseño
7,5
Motor
9
Comportamiento
9
Interior
8
Equipamiento
9
Consumo
8
Destacable
Diseño igual pero diferenteMantiene la habitabilidadRendimiento mecánico
Mejorable
Autonomía escasaTacto duro para el día a díaSolo en 3 puertas
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