Vuelve a relucir la Pulchra Leonina

Primero fueron los andamios y meses más tarde una enorme lona blanca con un dibujo de lo que ella misma escondía. Los leoneses dejaron de ver la fachada principal de la Catedral de León, mientras esperaban con emoción la restauración del rosetón principal.

Un año y ocho meses más tarde desapareció el trampantojo que cubrían la torre central de la Pulcra Leonina y poco a poco los andamios han comenzado a desmontarse dejando ver el preciado rosetón.

El Obispado ha insistido desde el primer momento en que los plazos irían ajustados y siempre han esperado que en 2020 el andamio fuese sólo un recuerdo en la mente de los leoneses y entre aquellos turistas que durante este periodo han visitado la capital.

La intervención, la primera de este tipo en la Catedral de León, ha sido financiada en su totalidad por la Fundación Cepa, con una inversión de 398.000 euros.

Unas obras que se han llevado a cabo mientras las tareas en los arbotantes y botareles, así como la limpieza del resto de vidrieras del templo continuaban a buen ritmo.

Las vidrieras de la Catedral de León cubren una superficie total de 1.800 metros cuadrados, distribuidos los 1.800 metros cuadrados de superficie que cubren, se distribuyen entre tres grandes rosetones, de ocho metros de diámetro cada uno y 31 ventanales altos, de cuatro huecos y dos lancetas laterales, excepto los del presbiterio que se reducen a tres y a dos, de 12 metros de altura, entre otras zonas.

Las vidrieras del rosetón sufrían estados de corrosión, suciedad, roturas y abombamientos, que son analizados de manera individual para llevar a cabo su restauración.