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Quién necesita aislante teniendo 'alpacas de paja' ('pacas', en realidad, aunque en el campo leonés es imposible encontrar quien las llame de ese modo). Es la pregunta que Teo Herrero ha reflexionado a la hora de construir su propia casa. Este vecino de Valencia de Don Juan se ha lanzado en una aventura que está dejando de él un concepto de loco en todo aquel que conoce su proyecto.
En las extensas tierras del sur de León, desde el año pasado, los habitantes de Fáfilas ven con sorpresa que una nueva casa se erige en esta localidad a base de paquetones de paja. El plan es el misma que cualquier edificación, sólo que, para aislar las paredes, las grandes alpacas de paja hacen que con una temperatura exterior de 32 grados en verano en el interior sea de 19, y en invierno, los tres grados en el exterior se traducen en doce tras las alpacas.
Y todo esto todavía en la fase inicial de la idea, que, como los buenos proyectos, surgió de una búsqueda en Internet. Así lo reconoce el propio Teo, que explica como como «fue toda una casualidad. Quería hacer un merendero para pasar los fines de semana e investigué como hacer una casa barata. En Google salían cómo se hace en Alemania o en Latinoamérica y se me metió en la cabeza».
Lo que en un principio iba a ser un merendero, ya va por porche, salón, baño y espacio para albergar tres o cuatro habitaciones, aspecto que todavía está por decidir. Todo levantado con paja, rematado por ladrillo y culminado con un techo aislante. Teo confía plenamente en la viabilidad de su nueva casa de retiro, aunque es el único. «Ni en casa creían en mí. Me decían que estaba trastornado. Y los vecinos del pueblo pensaban que ha venido un loco a hacer una casa a Fáfilas. Sólo me cree el que me está ayudando a hacerla».
Aunque muchos piensen que pronto las paredes se podrían pudrir, Teo apunta a que, si no reciben humedad, no habrá problema. Y lo ha comprobado gracias a su padre que «tuvo paja guardada 20 años y estaba intacta».
Tuberías, luz, ventanas, puertas y todo lo necesario para realizar una casa desde el inicio, ha pasado o pasa por las únicas manos de Teo, que aspira a poder disfrutar de la barbacoa en su finca de Fáfilas a finales del próximo año. Todavía no tiene claro cuál será la puerta que le gustará realizar para la entrada o si el tubo de la chimenea podrá alargarlo lo suficiente como para que la paja aísle el calor por toda la casa.
Cualquiera que se acerque a conocer este trabajo, reconoce que es de admirar cómo una sola persona ha sido capaz de fraguar todo lo que implica levantar una casa. Pero Teo ya piensa en qué será lo siguiente. «Al alcalde, a Ricardo, le he dicho que cuando acabe le hago una a él, pero no quiere salir de la termoarcilla».
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
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