Cartel en un pasillo del centro sociosanitario de Villablino (León). alberto mingueza

Villablino, 'zona cero' del abandono sanitario regional

El valle de Laciana clama contra la pérdida de médicos. Las últimas cinco convocatorias del Sacyl han quedado desiertas

Antonio Corbillón

Valladolid

Domingo, 7 de noviembre 2021, 09:01

«La consejera de Sanidad (Verónica Casado) ha podido gestionar de las mejores la pandemia, pero faltó a clase en la asignatura de Sanidad Rural». Rafael García Yebra, médico de Familia durante décadas en El Bierzo (hoy está en el consultorio de Villafranca) ... transforma en ironía el cansancio de estos profesionales ante la realidad que viven en esta comarca.

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El Bierzo se ha convertido en la plaza más esquiva de Castilla y León para cubrir vacantes. Y dentro de su área, Villablino y el valle de Laciana son la 'zona cero' de la fuga médica. El 18 de octubre, Sanidad publicó su quinta lista seguida para tratar de cubrir destinos logrados en las oposiciones de 2018 para médico de Familia y Comunitaria.

Una tras otra han sido rechazadas por facultativos que prefieren seguir de interinos o esperar otra plaza en un lugar que les atraiga más. Ocho puestos fijos en El Bierzo de los que cinco son para Villablino y su comarca. «El 90% renuncian porque pueden elegir. No tienen paro y hay ofertas mejores. Si no se incentivan estas plazas no las querrá nadie», lamenta Patricia Bausa, enfermera en Bembibre que lleva muchos años saltando de consultorio en consultorio por la comarca.

Los 9.000 vecinos del valle de Laciana (la mitad en Villablino) muestran su creciente impotencia ante una atención médica que pierde efectivos casi a ojos vista. «La médica de Caboalles de Abajo (segundo núcleo con mil vecinos) se cansó y se acaba de jubilar. El de Villaseca lo hará en enero. Es imposible que los médicos que hay puedan dar cobertura. Nos van a tener que concentrar a la fuerza», lamenta Alfredo Ganzo, uno de los portavoces de la Plataforma en Defensa de la Sanidad del Bierzo y Laciana.

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El centro sociosanitario de Villablino es un pequeño hospital a medio usar. A. M.

Concentrar médicos. Es la ejecución por la vía de los números del polémico Plan Aliste para los pueblos que impulsó Sanidad y que quedó atrapado y (supuestamente) varado en el zafarrancho político. Un proyecto que Verónica Casado (no convencía ni a sus socios del PP) presentó a principios de año como «el futuro que marcará la sanidad rural». Planteaba los llamados Centros Rurales de Agrupación. Algo parecido a lo que se ha hecho con los colegios en pueblos pequeños para mantener alguno abierto en cada mancomunidad.

Una opción que en Laciana rechazan de plano porque «las concentraciones no vienen para resolver un problema sanitario, sino su problema económico. Es ahorro. Solo van a concentrar cartillas y exceso de trabajo», pronostica otro de los líderes de la Plataforma sanitaria, Valentín Arias.

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Exceso de trabajo como el que relata el doctor García Yebra. «Tenemos que ver mucho más de 25 pacientes diarios. A veces te desplazas para poder atenderlos. Hay médicos que hacen docenas de kilómetros con su coche. Te acabas llevando el trabajo a casa y eso te lleva a cometer errores».

No es lo único que se llevan a casa. García Yebra se acerca a su despensa y despliega un amplio surtido de latas de conserva. «Este es el 'catering' alimenticio que nos dan cuando andamos de guardia o por los pueblos». Todas embotadas en Navarra.

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Agotamiento y hartazgo

La presión sobre sus compañeros de Villablino es aún mayor. Ninguno ha querido dar su testimonio a El Norte. Solo el pasado mes de abril emitieron un comunicado conjunto en el que lamentaban su «precaria situación».

A las plazas de oposición sin titular se suman los tres médicos de Familia sin cubrir por bajas o jubilaciones de una plantilla de doce. Eso supone que los siete que trabajan a diario se reparten «una carga adicional de 1.700 cartillas». El comunicado denunciaba el «desbarajuste laboral», además del «agotamiento y hartazgo» y pedían «perdón y disculpas por no poder atender como se merecen».

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Villablino se atisba como un 'espejo'. El escenario al que puede asomarse el futuro de la medicina rural de Castilla y León, Sin embargo, podía haber sido un modelo de cómo gestionarla. A una hora por carreteras de montaña de Ponferrada, hace 15 años que su Ayuntamiento cedió al Sacyl su imponente edificio sociosanitario «La idea era que sirviera para ampliar la atención básica y tener especialidades -explica su alcalde, Mario Rivas-. Invertimos dinero de los fondos mineros (Miner). Y ahora nos encontramos con que no tenemos una cosa ni la otra».

Las frases

«Hay que pelear por el interino. No ponerle alfombras rojas. Verónica Casado se perdió la clase de Sanidad Rural»

Rafael García Yebra

Médico de Familia

«Concentrar médicos solo resuelve lo económico. Es ahorro y exceso de cartillas»

Valentín Arias

Plataforma por la Sanidad

«Cedimos el centro de salud para tener médicos y especialistas. No tenemos ni una cosa ni la otra»

Mario Rivas

Alcalde Villablino

«Si queremos que los pueblos no mueran, lo primero que hay que defender es el derecho a la sanidad»

María José Verano

Farmacéutica

El centro, lo más parecido a un pequeño hospital comarcal, con helipuerto, quirófanos, especialistas y camas para ingresos, recibe cada poco el 'arañazo' de un nuevo recorte. «A las vacantes de Atención Primaria se añade que nos han quitado consultas de Traumatología, Dermatología, las pruebas de rayos X hay que hacerlas en otro centro... Acaban obligando a la gente a marchar a Ponferrada. Es una clara apuesta por vaciar la España que ya se está vaciando», denuncia la concejal de Sanidad, Pilar Carrasco.

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En la puerta de Urgencias del centro, el enfermero Alfredo Lombardero agota su guardia de jornada completa. «Ante la falta de recursos habrá que desplazarse más y acercar el médico al ciudadano. Plantear servicios mas a la demanda», opina.

Al menos, el fracaso en la cobertura de plazas no afecta a su especialidad. No hay vacantes. «Tampoco entre los maestros, funcionarios, el juzgado de Villablino u otros empleos públicos. Son los médicos los que ya no encuentran atractivo venir aquí», insiste la edil Carrasco.

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Yel futuro cercano no es nada halagüeño ya que, con las jubilaciones previstas, «en enero tendremos solo cuatro médicos para Villablino y Palacios del Sil. No sé cómo se puede asistir a casi 10.000 vecinos con cuatro profesionales», se teme Rivas.

Valentín Arias y su Plataforma han hecho ya varias protestas cortando calles y carreteras de la zona. Ya jubilado, recuerda sus tiempos en el Consejo Comarcal de Salud del Bierzo. «Si se jubilaba un médico se cubría en diez días. Laciana no se ha movido de su sitio pero nadie nos explica por qué no se cubren las plazas».

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Su compañero en esta lucha Javier Rubio cree que todo este deterioro de los servicios «empezó con el cierre de las minas, cuando la gente reivindicativa dejó de serlo. Por eso tenemos claro que lo que está pasando es algo premeditado. Y que el siguiente paso solo puede ser movilizar a la gente para que la administración sienta la amenaza de una población cabreada».

Este colectivo cree que sus vecinos se han «resignado» a un futuro de servicios públicos tan oscuro como las montañas de carbón abandonado que jalonan todo el valle. Hace veinte años, la comarca tenía casi el doble de población.

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De la resignación al miedo

Pero el alcalde percibe que aún no han tocado fondo. «La resignación está dando paso al miedo. Cuando el médico te dice que va a dejar la plaza, te das cuenta de que ni siquiera podrás ir a un doctor para que te atienda».

La que promete no dejar abandonados a sus vecinos es la farmacéutica de Caboalles de Abajo. Es la pedanía más grande de Villablino y ha habido botica desde 1960. María José Verano es la tercera titular que toma el testigo. «La farmacia ha estado a la altura y hemos luchado todos juntos contra la covid. Y resulta que ahora nos abandonan poco a poco. La gente está muy preocupada. Se nota cuando vienen».

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La fecha

  • 13 de noviembre se celebrará en Valladolid la primera Asamblea Social en defensa de la Sanidad Pública que reunirá a las plataformas de la región.

Esta es tierra de exmineros. Población envejecida y con algunas patologías propias de un lugar en el que sacar la riqueza de la tierra imponía sacrificios de salud cuya factura llega con los años. «Esto no es un problema de Villablino. Es un problema de los valles mineros -clama Verano-. ¿Qué es lo siguiente? ¿Que la gente se marche a Ponferrada?».

Muy activa en redes sociales, María José reclama un frente común. «Todos tenemos que ir a una. Si queremos que los pueblos no mueran hay que defender cuatro puntos... Y el primero es el derecho a la sanidad».

En la zona reclaman que sigan sus médicos. A. M.

En Laciana todos los temores apuntan hacia Ponferrada, a una hora de camino río Sil abajo. En su Hospital Universitario, los locales de los sindicatos no dan abasto a atender consultas de todo tipo. «Hay una carencia de personal que ya abruma -explica el delegado de CCOO, Juan Manuel Moreno- que lamenta que la cobertura de vacantes del Plan de Áreas de Difícil Cobertura de la Junta «se ha convertido en una 'ginkana'. En realidad no hemos oído hablar de ningún plan, porque no lo hay».

Llama la atención, la marcha de médicos a áreas como la cercana de El Barco de Valdeorras (Orense). «En todas partes las cargas de trabajo son menores y aquí se sobrepasan todos los máximos de generosidad de los profesionales», lamenta Moreno.

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Sindicatos, ayuntamientos, plataformas y profesionales coinciden en que la única salida es hacer atractiva la medicina rural. «No es una única solución, sino un abanico aplicado con generosidad. Lo contrario será repartir cartillas entre los que quedan y manejar todo como un negocio», vaticina Moreno.

Sanidad ya lo diagnosticó

La Consejería de Sanidad aprobó en febrero de 2019 un decreto-ley de medidas urgentes para «retener a nuestros profesionales» y ofrecer incentivos en las plazas de difícil cobertura. La norma incluía complementos salariales y profesionales que reconocían el esfuerzo de cubrir estas zonas. «Debe ser llevada a cabo de forma urgente y con carácter excepcional, sin ser posible que se dilate en el tiempo», decía el decreto-ley. Los sindicatos y médicos consultados aseguran que «no se ha cumplido nada de su contenido».

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