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A. CUBILLAS
León
Jueves, 13 de junio 2019, 12:12
Tras la mirada dulce y angelical de Natalia Torices, la conocida como 'reina de la burundanga', se encuentra una «estafadora profesional y sin escrúpulos». Es la radiografía que realizan hoy algunas de las siete víctimas a las que esta joven leonesa de ... 25 años envenenaba con burundanga para quitarle la voluntad para, posteriormente, robarlas.
Sin embargo y sin negar los envenenamientos, Natalia hoy se presenta a la opinión pública como una víctima y señala directamente a un hombre como el culpable de su situación. Le describe como un empresario que le extorsionó tras realizar una serie de préstamos para hacer frente a su supuesta adición al póquer que le habría llegado a la ruina.
Pero como, en toda historia, siempre hay dos lados, dos versiones, dos verdades. La víctima, hoy convertida por Natalia en el verdugo, ha roto su silencio. «Ni es empresario ni juega al póquer ni extorsionó jamás a la joven», señala a 'Leonoticias' en exclusiva el portavoz de la familia, que además ha denunciado el acoso que sufren en los últimos días por varios medios de comunicación.
Porque su realidad, continúa, es bien distinta al relato que ahora sostiene Natalia, la joven que se acercó a esta familia por la relación de amistad que mantenía con las hijas del varón con las que jugaba en un equipo de fútbol sala.
Confianza ciega que impidió a esta familia descubrir las verdaderas intenciones de la joven, que, según confiesan, vendió un hogar desestructurado y logró un cariño que recompensó con la traición. Supo cómo tocar la fibra sensible y empatizar con el padre de familia –al que hoy acusa de extorsionarla-, que se volcó con la joven conmovido por su supuesta enfermedad.
A partir de ahí, fueron habituales las conversaciones sobre el tratamiento de quimioterapia a través así como el envío de imágenes en el Hospital o recibiendo el tratamiento. Eso sí, en ninguna de ellas, se le veía la cara a Natalia.
portavoz de la familia víctima de natalia
«Mira qué lujo», acompañaba una de las imágenes en las que se veía un brazo recibiendo quimio. Mensajes sobre el supuesto cáncer que, según consta, Natalia también remitió a otras de sus víctimas, «repitiendo el mismo modus operandi».
Y, en base a esa mentira, empezó a pedir dinero a la víctima para su tratamiento en una clínica de Pamplona. «Era una especie de préstamo porque ella insistía en que lo iba a devolver con las ganancias que tenía gracias al juego de una página online de póquer». Es más, Natalia llegó a mostrar extractos bancarios con grandes sumas de dinero para demostrar su solvencia económica. «Déjame dinero, yo te lo devuelvo», relata el portavoz.
Otras ocasiones, sin embargo, Natalia optaba directamente por envenenar a sus víctimas para, posteriormente, acceder a sus cuentas y sustraer dinero utilizando plataformas de pago como 'Paypal' o la extracción de dinero en cajeros aprovechando que su víctima estaba completamente anulada.
En total, tres partes médicos certifican las intoxicaciones en el seno de esta familia, uno del padre de la familia y dos de una de las hijas, a la que incluso grabó en vídeo, jactándose de su estado. Sin embargo, sus víctimas se muestran convencidos de que los envenenamiento se repitieron en más ocasiones aunque con dosis menores.
Fue tras la última intoxicación, cuando la familia empezó a atar hilos y a desconfiar de Natalia, a la que le exigieron la devolución del dinero. Tenía tres meses, hasta septiembre para efectuar el pago. De no ser así, interpondrían una querella criminal por estafa.
Una advertencia que puso en alerta a Natalia que, a punto de vencer el plazo, remitió un correo electrónico, tal y como aparece en los autos, a la representación legal de la familia solicitando un mes de prórroga así como la firma de un escrito por el que la familia la eximía de cualquier responsabilidad en torno a los envenenamientos.
Pero Natalia, no obtuvo respuesta y, a partir de ahí, cometió graves errores que le llevarían a estar entre rejas. El primero, la denuncia que interpuso en el cuartel de la Guardia Civil contra el padre de la familia al que acusó de abusos sexuales. Denuncia que, si bien, fue desestimada y sobreseída por contradicciones y falta de pruebas.
Días más tarde, la joven regresaba al cuartelillo. En esta ocasión, según consta en la denuncia a la que ha tenido acceso 'Leonoticias', para denunciar ser víctima de un presunto delito de extorsión para retirar del BBVA la cantidad de 200.000 euros para redimir a dos acreedores relacionados con su tío materno.
Tampoco prosperó la denuncia. Sin embargo, ambas fueron claves para investigar y descubrir a la reina de la burundanga, que llegó a intoxicar a siete personas, entre ellos, su padre y su abuelo.
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