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«La falta de equipos informáticos para el control de la climatización, el deficiente mantenimiento rutinario de las climatizadoras, la carencia de protocolos de trabajo escritos, la falta de asignación de tareas, de supervisión de realización de las mismas, de adopción de medidas correctoras... En ... resumen, la patente dejación de funciones por parte del titular hace sospechar que ha sido el motivo de la deficiente calidad del aire de los recintos de las piscinas».
Así de contundente es la conclusión que firma el Servicio de Control Oficial de Sanidad Ambiental de la Junta de Castilla y León sobre la situación de las piscinas cubiertas de León. Lo sorprendente es que el informe data de 2016 y la situación no ha cambiado desde entonces, informa Leonoticias.
Justo un año antes, la Oficina del Consumidor (OCU) comenzó un estudio sobre la calidad del aire y del agua en piscinas cubiertas en el que diagnosticaron, tras visitar 37 piscinas cubiertas de uso público de 23 localidades, un exceso de cloro en el agua y la presencia de trihalometanos, sustancias presentes en el agua perjudiciales para la salud y potencialmente cancerígenas. Los dos únicos ayuntamientos de España que no permitieron el acceso de la OCU a sus piscinas cubiertas fueron los de Valladolid y León.
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Un 2015 en el que dos socorristas del Ayuntamiento de León causaban baja por enfermedad por problemas asociados a la exposición permanente al cloro, agente irritante y tóxico, y a las cloraminas, sustancias cancerígenas.
La Junta ordenó entonces el cierre cautelar del vaso grande y pequeño de La Palomera por incumplir con la normativa de humedad relativa y temperatura ambiente, decisión que el Jefe Superior de Gestión Deportiva, José Manuel Vizcaíno, decidía no acatar manteniéndola abierta al público. En aquella fecha el gobierno de León estaba en manos del Partido Popular, con la alcaldía de Antonio Silván y la Concejalía de Deportes e Infraestructuras bajo el mando de José María López Benito.
El pasado jueves 18 de enero se conocía la intoxicación de dos deportistas del Club Natación León que sufrieron vómitos y obligaron a cesar las actividades de esa piscina del Hispánico hasta la resolución del problema.
Una exposición constante a condiciones ambientales nocivas para la salud que se remonta al 6 de noviembre de 2013, cuando se produjo la baja de un socorrista del Ayuntamiento. Desde entonces, son siete bajas médicas y una incapacidad permanente las que se han producido en el equipo de salvamento contratado por el consistorio. Existen acusaciones contra la concejalía de Deportes por incumplir constantemente con las normativas, tanto que la Junta de Castilla y León la ha sancionado en 2012 y en 2016.
La dinámica se mantiene hasta el presente y a pesar de haber interpuesto dos demandas judiciales al Ayuntamiento que tanto los Juzgados de León como el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León han desestimado, los informes médicos en manos de este medio y los recientes hechos ocurridos en el Hispánico revelan una «patente dejación», tal y como manifestaba la Junta, por parte de los responsables.
El sistema de ventilación es el principal causante de todas las afecciones relacionadas con quienes utilizan las piscinas cubiertas. Según denuncian los socorristas del Ayuntamiento, la piscina de La Palomera lleva ocho años sin cambiar el filtro de su sistema de ventilación, provocando en las horas con mayor concentración de usuarios valores que quintuplican el límite de 900/1.000 partes por millón de partículas de CO².
Tampoco cumple la concejalía de Deportes con la normativa que obliga a que los sistemas de ventilación estén automatizados de forma que, al aumentar el número de personas dentro de los vasos, aumente la potencia logrando una ventilación eficaz del ambiente.
Así, cuanta más gente entra más se 'caldea' el ambiente que se llena de cloro ambiental al evaporarse del agua, generando irritaciones y picores, trihalometanos resultantes de la potabilización del agua y que son cancerígenos, dióxido de carbono con su correspondiente carga viral —transmisión de gripe o Covid-19— y aumento de la humedad relativa que provoca la proliferación de microorganismos como hongos.
Estas condiciones ambientales son las que causan enfermedades infecciosas, dermatitis, otitis, afecciones del aparato respiratorio que, en casos extremos, pueden provocar hasta un edema pulmonar e inflamación de los pulmones con acumulación de líquido, irritación de las mucosas oculares, náuseas y vómitos —como el caso de los nadadores del Hispánico—, migrañas y dolores de cabeza.
Las mediciones de los Técnicos del Ayto. se realizan a 8:00h, 15:00h y 17:00h cuando la cantidad de usuarios o actividades es menor que en las tardes. Cuando aparecen los problemas es por las tardes en las horas de máxima afluencia, es decir de 19:00 a 20:00h y el ambiente está más que cargado. Por tanto las mediciones no son «muy reales» y los técnicos «hacen lo que pueden» por mantener el agua en condiciones óptimas. El tramo ideal para realizar estas mediciones sería entre las 19:00 y las 20:00 horas, momento de máxima afluencia en todas las piscinas.
Esta supone otra de las denuncias de los socorristas. Además, se trata de una de las recomendaciones que hace la Junta: realizar dichos informes diarios de temperatura, humedad relativa y dióxido de carbono (CO²) a horas de la tarde en las que se dé la afluencia a la que suelen estar expuestos tanto nadadores como personal trabajador de las instalaciones.
Los socorristas señalan también que, del personal de maquinaria que se encarga del mantenimiento, tan solo uno cuenta con el título de Fitosanitario tal y como exige el Ministerio de Trabajo.
Una irregularidad más de las numerosas que se señalan en diferentes informes, como el de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social de León, que hace constar «irregularidades deficientes en materia de seguridad e higiene» como «concentración de cloro en porcentajes elevados y superiores a los legales permitidos, falta de renovación adecuada del agua existente en los vasos de las instalaciones, aire viciado por déficit de extracción y renovación de aire, instrumentos de medión deteriorados, falta de mantenimiento de máquinas de ventilación, conductos de aire y rejilla, falta de limpieza de las instalaciones y falta de desinfección del material destinado a cursos de natación», según refleja en un documento de febrero de 2020. El Hispánico carece desde hace tres años del sensor Redytel —que se encarga de medir el ambiente cada 20 minutos reflejando humedad relativa y temperatura— pese a la inversión de 450.000 en su remodelación en 2023.
El Ayuntamiento tiene informes de Cualtis de mayo de 2023 en el que se les recomienda «establecer programas periódicos de mantenimiento de las instalaciones de ventilación, mejorar las medidas presentes en este sentido, abrir las ventanas frecuentemente para renovar el aire si no se renuevan con los equipos de ventilación» y la obligación de «crear corrientes de aire que renueven el aire» de las piscinas del Hispánico, El Ejido (Salvio Barrioluengo) y La Palomera.
Cualtis también insta en un informe técnico del año 2019 al Ayuntamiento de León a «mejorar las condiciones de los trabajadores» dotándoles de «una zona acristalada o similar donde puedan desarrollar su labor de vigilancia sin tener que estar expuestos al ruido».
Una zona que no existe en ninguna de las piscinas cubiertas de titularidad pública leonesa, y que genera estrés laboral y dolores de cabeza a los trabajadores por estar expuestos durante más de 40 horas semanales a valores que rondan los 70 decibelos.
A mayores, otra de las quejas del gremio va en relación con un informe que aconseja diez minutos de descanso por cada hora de trabajo en la piscina cubierta. Algo que tampoco se cumple a demanda del jefe de servicio correspondiente, que en este sentido es avalado por una sentencia del Tribunal Supremo que obliga a los socorristas a descansar o al principo o al final, en contra de lo que recomiendan los técnicos de prevención de riesgos laborales. Así, los socorristas desempeñan sus más de siete horas de jornada sin descanso alguno, con lo que ello conlleva.
En resumen, son muchas las advertencias que diferentes organismos e instituciones han realizado al Ayuntamiento de León desde 2013, sin que este realice las modificaciones correspondientes.
La Concejalía de Deportes prioriza la apertura de las piscinas por delante de la salud de usuarios, deportistas y trabajadores, haciendo caso omiso a las recomendaciones de Sanidad, Técnicos de Prevención y Riesgos Labores, Ley de Seguridad de los Trabajadores y la normativa del Reglamento de Instalaciones Térmicas en Edificios (RITE).
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