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Inés Santos - Leonoticias
Viernes, 25 de agosto 2017, 20:22
«Va a ser catastrófico». Las esperanzas del campo leonés caen a medida que se cierran los riegos. Los agricultores ven en la falta de agua la peor de las cosechas de los últimos años y a medida que pasa el tiempo la situación empeora.
Las reservas de agua en los pantanos son las más bajas de los últimos 50 años y con los ojos puestos en el cielo la agricultura leonesa espera que este septiembre acabe ‘pasado por agua’. A medida que pasa el tiempo se podrán ir estimando las pérdidas, pero a estas alturas del verano y con las previsiones de agua actuales «las pérdidas van a ser grandísimas», asegura Matías Llorente, secretario de UGAL.
La situación es alarmante, actualmente los regantes de Barrios de Luna ya están sin agua. Aquellos que riegan por inundación sólo han podido completar tres riegos, cuando en una campaña normal se realizan seis riegos. «Le han dado tres riegos al maíz y además escasos y separados en el tiempo porque no hay agua, las pérdidas van a muy grandes», asegura Llorente.
La misma situación la están viviendo los regantes de Villameca, de la zona de Payuelos o del Porma, donde a principios de septiembre no habrá más agua.
Otro de los problemas de la falta de agua, es la próxima cosecha. «O empieza un invierno fuerte o vamos a tener el mismo problema el año que viene», asegura Llorente. Las reservas que quedaron en los pantanos leoneses han sido utilizadas este año para los riegos y con la falta de lluvias y nevadas la situación ha empeorado.
«Este año hemos utilizado todo el sobrante del año pasado» y las reservas han quedado al mínimo. Por ejemplo, el pantano del Porma deberá quedar con 45 hectómetros cúbicos, para abastecer el caudal ecológico y a la ciudad de León, «con lo que sobre no se puede asegurar la cosecha del próximo año».
Tras un año catastrófico para el secano del sur de la provincia leonesa, la situación parece que será la misma para el regadío. Los cultivos de maíz no están recibiendo los riegos necesarios y las pérdidas serán muy grandes, pero no son los únicos.
Las más de 6.300 hectáreas de remolacha son las que más preocupan si la situación sigue esta línea. «Va a ser el peor cultivo», explica Llorente quien asegura que «la remolacha consume mucho agua y si no se riega pierde toda la riqueza y el peso». Hasta el mes de noviembre cuando llegue la recolección de este cultivo no se podrán fijar las pérdidas con exactitud.
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