Francisca García acompaña a su hija Nevenka el día que se hizo pública la condena a Ismael Álvarez. El Norte

«Seguimos siendo la familia de Nevenka y podemos salir a la calle con la cabeza muy alta»

Francisca García, madre de la concejala a la que el alcalde de Ponferrada acosó sexualmente, elogia la valentía de su hija al denunciar en 2001 pese al coste personal que pagó

Susana Escribano

Valladolid

Domingo, 7 de marzo 2021, 08:26

«Espero que esta historia acabe pronto y pueda recuperar una vida normal». Era junio de 2001 y Nevenka Fernández acababa de someterse a una evaluación forense en Burgos, solicitada desde el Tribunal Superior de Justicia. Tres meses antes, el 26 de marzo, había ... denunciado al alcalde de Ponferrada y procurador del PP, Ismael Álvarez, por acoso sexual, delito por el que fue condenado por el TSJ de Castilla y León, sentencia confirmada por el Supremo y el Constitucional.

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Nevenka mantuvo una relación fugaz con el alcalde, tras enviudar este. Cuando decidió poner fin a la misma empezó el acoso sexual y el desprestigio en su labor como concejala de Hacienda. El «infierno» que describió la joven salta a la vista con dos fotos. La de la concejala que toma posesión de junio de 1999 y la de la que deja el Ayuntamiento en marzo de 2001. El deterioro físico y emocional es evidente en la segunda. Los magistrados dieron por probado el acoso sexual, las vejaciones y la humillación (el fallo recoge estos términos) tras un juicio en el que se escucharon testimonios e interrogatorios lacerantes. El entorno político y social arropó al alcalde.

Ese deseo de reengancharse a la vida normal que tenía antes de que Ismael Álvarez le propusiera, con 24 años, ir de número tres en la lista municipal del PP se quedó en eso. En simple deseo. Para ella, que ha tenido que rehacer su vida fuera de España, y para su familia. «Ya cuando mi hija denunció sabíamos a lo que nos exponíamos. No éramos ajenos a lo que podía pasar, lo hicimos con todas las consecuencias y con la conciencia de que era lo que teníamos que hacer. Ayudar a mi hija, era lo más importante», relata Francisca García, madre de Nevenka Fernández.

La condena a Ismael Álvarez

2.160 euros de multa

La multa que elTSJ impuso a Ismael Álvarez al considerarle culpable de un delito de acoso sexual fue de 6.480 euros, que el Supremo rebajó a 2.160 por entender que no concurría el agravante de superioridad jerárquica, porque «el alcalde es superior jerárquico de todos los empleados (...) pero no concurre estrictamente esta jerarquía con los concejales (...) al surgir todos ellos por igual de la soberanía popular». La condena incluyó una indemnización de 12.000 euros

Han pasado 20 años y la primera mujer que denunció en España a un político por acoso sexual ha decidido contar en un documental lo que vivió. Se estrenó el viernes. «Ella no ha salido en ningún sitio y ahora lo ha hecho por ayudar a otras mujeres y por ella misma. Lo ha hecho cuando ha podido, ha estado fastidiada muchos años», explica su progenitora.

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Francisca García hizo de portavoz de su hija en muchos momentos del proceso contra Ismael Álvarez. «Nos ofrecieron mucho dinero por ir a platós, pero no. Nuestra intención no era esa, era sacar adelante a mi hija. Costó muchísimo con todo lo que pasó, pero gracias a Dios está aquí».

Charo Velasco, en diciembre de 2002, con José Luis Rodríguez Zapatero. ical

Charo Velasco, la socialista que antepuso el apoyo a la víctima frente al rédito político

Charo Velasco está a punto de incorporarse a su plaza de pediatra en el Bierzo tras una larga etapa en cargos de responsabilidad política. El último en el Consejo de Seguridad Nuclear. En 2001 era portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Ponferrada y procuradora en las Cortes de Castilla y León. «Nevenka fue muy valiente y pagó un coste personal tremendo, y lo ha vuelto a ser ahora al exponerse nuevamente», valora Velasco. «Quizás gente que entonces no quiso o no pudo mostrar su apoyo, lo vea ahora de otra manera», añade.

El grupo socialista aguantó el tirón. Álvarez intentó usarles de palanca. Dejaba ver que había negligencia en el área que gestionaba Nevenka Fernández, de baja desde otoño de 2000, para empujar a la oposición a exigir su cese. «No entramos al trapo y hubo gente que no lo entendía. Tenía claro cuál era la prioridad, que fue ayudar en la medida de lo posible», sostiene Velasco. A nivel personal sufrió las consecuencias «de haber apoyado a una persona que había puesto en evidencia al alcalde». 'Charo, los ponferradinos no te apoyan', rezaba una pancarta en la manifestación de respaldo a Álvarez, que reunió a 3.000 personas en Ponferrada.

De Nevenka dice que ha sabido estos años por terceras personas. Al exalcalde le ha visto esporádicamente por la calle. Charo Velasco reconoce el «disgusto» que le provocó en 2013 que el PSOE se apoyara en él para ganar la Alcaldía de Ponferrada. «Ninguno había vivido en primera persona el caso», cuenta. Tuvieron el apoyo de Ferraz y de Óscar López, secretario de Organización. Cuando se dio orden de abortar la operación, los concejales siguieron adelante. «Ese fue el fallo. Se pusieron las siglas del partido a los pies de los caballos», señala la exconcejala. La fractura tardó en suturar. Ahora hay alcalde socialista en Ponferrada, Olegario Ramón. El regidor declinó en principio valorar el caso que va ligado a Ponferrada, al considerar que la ciudad merece pasar página, mirar al futuro y ser conocida por cuestiones mucho más positivas. A través de Twitter, Ramón sí ha afirmado que lamenta «que aquella sociedad no estuviera, en general, a la altura» y culmina el mensaje con un «siempre con la víctima, sin ensañarnos ahora con el acosador que ha cumplido su condena». También ha reconocido el proceder intachable de su compañera de partido, Charo Velasco.

Nevenka reside fuera de España, con su pareja de entonces y sus dos hijos. Francisca y su marido, Juvencio Fernández, viven jubilados en un pueblo cercano a Ponferrada al que la familia tuvo que mudarse tras la denuncia de Nevenka. A la joven, economista y auditora, a la que Álvarez encargó gestionar un presupuesto municipal de 6.000 millones de euros, se le esfumaron las opciones de trabajo. La empresa pizarrera de la familia fue a pique, sometida a un proceso de asfixia en contratos públicos y privados. «Nos tuvimos que ir a vivir al campo, porque la presión social era muy fuerte. No fueron solo a por mi hija, fueron a por todos. Teníamos una empresa de 50 obreros y no les tembló el pulso para ir a por nosotros... Comían de ahí 50 familias. No pudimos tirar para adelante. La política esa así», rememora la madre de Nevenka Fernández.

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El matrimonio tenía una relación de amistad con Carlos López Riesco, delfín de Ismael Álvarez en el Ayuntamiento. Había trabajado en la empresa de Juvencio. López Riesco fue el que tanteó a la joven para ir en la lista del PP. El grupo municipal del que formó parte Nevenka Fernández respaldó al unísono, con disciplina prusiana, al alcalde.

Lo hicieron en la calle y en el juzgado, declarando como testigos del regidor, al que el PP de Castilla y León mantuvo en su escaño de las Cortes. Los más moderados de aquellos concejales testificaron que nunca vieron acoso alguno, ni siquiera cuando el alcalde, en público, tiró papeles a la cara de la concejala en el Ayuntamiento. Alguno más lanzado acusó a Nevenka de «teatralizar», burlándose de que vestía «una chaqueta que parecía de su bisabuela» al hacer pública la denuncia. Una concejala de aquel grupo municipal declina valorar lo que ocurrió. «Lo siento, quiero pasar página», rehúsa.

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Álvarez también sintió el aliento de dirigentes regionales y nacionales del partido. Todos a una en aplicar el beneficio de la duda a favor del alcalde. «Su actuación ha sido impecable», valoró Ana Botella sobre el edil.

Francisca García se ha cruzado en estos años por Ponferrada con Ismael Álvarez o Carlos López Riesco. «O cruzan de acera o se meten en alguna tienda. No me mantienen la mirada», apunta. Sobre el exedil recuerda que «cuando le condenaron buzoneó cartas [con el membrete del Ayuntamiento] por toda Ponferrada diciendo que era inocente y que mi hija era poco menos que una cualquiera.... Al final la gente se retrata ella misma. No le deseo ningún mal, pero bien tampoco. Las personas tienen que vivir con lo que son y él, creo, va a vivir con ese calvario mientras tenga vida».

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La vida de la familia Fernández García dio un volantazo ese marzo de 2001. El acosador era una persona preeminente en Ponferrada, de su grupo social. Los panfletos diciendo que Nevenka se reponía de una drogadicción o que había caído en las redes de una secta sembraron la ciudad templaria. «Él sabe que mi hija ha estado a las puertas de la muerte dos veces. Mi hija entró perfectamente (en política), completamente sana y él le ha llevado a este punto», acusó Juvencio Fernández a Ismael Álvarez en el juicio.

–¿Pudieron hacer sus otros hijos vida normal en Ponferrada?

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–Medianamente. Ahora todos están fuera. Quitando mi hija, que falleció a los pocos meses de lo de Nevenka (acompañó a su hermana en el juicio mientras seguía tratamiento de quimioterapia), los tres que me quedan están todos fuera. Seguimos siendo la familia de Nevenka, pero estamos muy orgullosos de serlo. Podemos salir a la calle con la cabeza muy alta.

–¿Con el documental y con el cambio social de estos 20 años les ha transmitido apoyo gente que no lo hizo entonces? ¿Alguien que les dio la espalda les ha pedido perdón?

–No, nos sigue apoyando la gente que nos apoyó en su día. Cuando te hacen una mala jugada, no les deseo mal ninguno, pero tampoco necesitamos que nos digan perdón. El daño ya lo hicieron en su momento, y eran conscientes de lo que estaban haciendo.

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El teléfono vuelve a sonar en la casa familiar con la reactivación del caso, 20 años después. Francisca responde educada, con calma. También con firmeza. «Mire, la vida te pone pruebas y tienes que ir sorteándolas y fue lo que hicimos. No es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita y hay gente que por ocultar cosas prefiere estar en lo alto, pero tragando mucha mierda; no es el caso de nuestra familia. Vivir tranquilos es lo que deseamos».

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