El zamorano Óscar Barrero se baña en la Laguna de La Maliciosa a casi 2.000 metros de altitud y tras picar 35 centímetros.

Pica 35 centímetros de hielo para bañarse a casi 2.000 metros en León

El zamorano Óscar Barrero se sumerge en la laguna de La Maliciosa, en la sierra de la Cabrera leonesa, para cumplir con «un rito anual»

Juan J. López

Valladolid

Martes, 19 de enero 2021, 22:34

Ni siquiera 35 centímetros de hielo evitaron que Óscar Barrero, zamorano de 23 años y natural de Benavente, se bañase a casi 2.000 metros de altitud, en una laguna helada y rodeada de nieve a más de seis kilómetros a la redonda.

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« ... En mi grupo de scouts, siempre tenemos la coña que se vaya donde se vaya hay que llevar el bañador», bromea este estudiante de Ingeniería Forestal en Ponferrada.

Aunque desde hace cinco años el joven universitario siempre aprovecha alguna escapada invernal para bañarse en el Lago de Sanabria, este pasado fin de semana, la previsión de que «hubiese bastante gente», le hizo decantarse el pasado domingo por armarse con los esquíes y llegar hasta la la Laguna de la Maliciosa, en la sierra de La Cabrera, a la sombra del pico Vizcodillo (2.120 metros).

La Maliciosa congelada, a los pies del pico Vizcodillo.

Después de comprobar que la superficie de la laguna era «segura», y que el hielo no se iba a venir abajo, Óscar que fue en compañía de un amigo, utilizó un piolet técnico para picar y realizar el agujero, con más de 35 centímetros de profundidad.

«El problema fue que cuando llegue al agua, se inundó el agujero y cada vez que golpeaba salpicaba», recuerda antes de admitir que nunca había visto una capa de hielo «tan gruesa». «Era imposible que se rajara», asegura.

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El joven benaventano, pese a su pasión, defiende que la experiencia la realiza «de forma segura». «Siempre antes de meterme compruebo la profundidad del agua y el espesor de hielo, que no tenga corriente, y es importante no meter la cabeza, porque si no a la vuelta te acuerdas», indica. «También es importante atarse la mano al piolet o a un tornillo de hielo o a algo», concluye.

«El agujero lo hice en mitad de la laguna, porque no quería tocar el fondo, y el hielo me daba mucha seguridad», afirma antes de reflejar que solo se bañó «para cumplir con el rito», y disfrutar de la montaña (además de una sesión de crioterapia extrema, pero natural).

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